El coordinador perredista, Carlos Navarrete, informó que ya cuenta con el respaldo de los grupos parlamentarios de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) para presidir el Senado el próximo periodo legislativo en septiembre.

Desde hace nueve años el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha intentado ocupar ese cargo, pero PRI y PAN se han negado con el argumento de que los puestos de dirección sólo los pueden ocupar los partidos mayoritarios. Durante los tres primeros años de la actual legislatura esa fue la tónica y el Senado fue presidido por el priísta Manlio Fabio Beltrones y los panistas Santiago Creel y Gustavo Madero.

Sin embargo, en esta ocasión, Beltrones decidió respaldar a Navarrete, de tal forma que el PAN se quede con la Junta de Coordinación Política y él como responsable del Instituto Belisario Domínguez. El panista Madero se había opuesto a ello, mientras senadores de su bancada propusieron que se dejara al PRD encabezar el Senado, pero que el presidente fuera Tomás Torres.

Ayer, Navarrete celebró que tanto el PRI como el PAN, “en diferentes tiempos y momentos, hayan abierto la posibilidad de que el PRD presida el Senado a partir de la LXI Legislatura. Lo celebro y lo reconozco públicamente.

Reconoció también que la bancada del PAN, haya accedido finalmente a esta posibilidad y valoró la propuesta que hizo el PRI para que esto ocurra. La elección de la nueva mesa directiva del Senado debe tener el más amplio respaldo posible y por ello, dijo, hablará también con los senadores de los partidos Verde, del Trabajo y Convergencia.

Voy a profundizar mi diálogo con ellos para buscar los acuerdos y los respaldos necesarios.

Navarrete expuso, asimismo, que es un asunto que ya discutió con los integrantes de su bancada, donde tengo un buen ambiente. A pregunta expresa, respondió que el hecho de que se hubiera también mencionado a su compañero Tomás Torres para presidir el Senado, no generó absolutamente ningún problema en el PRD.

Dijo que ya platicó con Torres y el legislador no se deja influir por cantos de sirena.