Toluca, Méx., 9 de agosto. El campeón arrastra la corona y el prestigio. Pumas fue humillado de nuevo con categórico 3-0. Esta vez el verdugo fue un Toluca que mantuvo su paso arrollador a costa de un monarca que quiso hacer valer su investidura, pero sin corazón ni garra terminó por derrumbarse cuando recibió la primera puñalada, un gol del defensa Édgar Dueñas que le hizo añicos la frágil moral.

Para el conjunto mexiquense todo fue un festín. Desde que saltó a la cancha, el público que abarrotó el estadio Nemesio Diez, celebró el regreso de su guardameta titular, el argentino Hernán Cristante.

El grito de ¡portero-portero! fue atronador. La afición hizo pesar su papel de jugador número 12 y pronto comenzó a meterse con Darío Verón y Sergio Bernal, en burlón recordatorio del autogol la semana pasada en Ciudad Universitaria; a cada toque al balón la gente gritaba gooool.

No obstante, los auriazules lograron imponer condiciones durante los primeros minutos. Con dinámica consiguieron replegar a unos desconcentrados Diablos Rojos que, pese a todo, soportaron el vendaval inicial.

Ismael Íñiguez, Martín Bravo, Francisco Palencia y Pablo Barrera realizaron incursiones que frenaron cualquier ataque de los anfitriones. Sin embargo, la tónica de llegar infructuosamente se mantuvo en el cuadro dirigido por Ricardo Ferretti.

Entonces Toluca se despreocupó y comenzó a equilibrar por conducto de Carlos Esquivel, quien primero mandó un tiro cruzado que pasó cerca del poste derecho.

Otra incursión del propio Esquivel obligó a un desvío de Sergio Bernal. Al tiro de esquina fue Israel López, quien trianguló con Sinha; éste centró para la oportuna llegada por la derecha de Édgar Dueñas, quien con buen cabezazo dejó sin opciones al guardameta universitario.

Luego, Cristante hizo un importante achique ante una embestida de Darío Verón, que fue la tibia respuesta del equipo de la UNAM.

Enseguida llegó el segundo tanto, con gran mérito del creativo Shina, quien avanzó desde la derecha hacia el centro; con dos fintas se quitó de encima a Verón y a Humberto González, centró para Néstor Calderón y puso a éste el gol en bandeja de plata: el juvenil le pegó un derechazo potente, colocando un balón incontenible para Bernal.

En el complemento fue más raquítica la resistencia auriazul. Hubo intentos de Barrera y Verón, pero al Tuca Ferretti se le acabó la paciencia. Ingresó al paraguayo Dante López en lugar de Palencia y más tarde sacó Bravo por Óscar Rojas, pero inclusive así Israel López estuvo más cerca del tercer tanto con un tiro que Bernal desvió por arriba del travesaño.

Al minuto 76 Néstor Calderón, quien encabeza la tabla de goleadores con cuatro tantos, salió entre aplausos y dejó su lugar al colombiano Vladimir Marín. El diablo de plano ya jugaba al gato y al ratón con el inofensivo rival. Le aplicó la dormilona con una seguidilla de pases que el público acompañó con jubilosos óles. La jugada concluyó en forma magistral con un disparo desde el ángulo derecho del área grande, a cargo de Marín.

Estalló el grito de ¡cuatro, cuatro!, pero no hubo más goles y aunque las fieles huestes universitarias, ubicadas en una cabecera, quisieron cerrar el triste partido con el infaltable cántico de Cómo no te voy a quereeeer, cómo no..., su voz quedó ahogada con el triunfal coro de ¡Diablos, diablos!