Raquel Márquez regresó a México con una amplia sonrisa. Satisfecha por haber cumplido por segunda ocasión su sueño de cruzar el Canal de la Mancha, de Dover, Inglaterra, a Calais, Francia, una hazaña que esta vez tuvo como ingrediente adicional ayudar a niños que requieren trasplante de médula ósea.

Todavía no aparecía el sol el domingo antepasado, cuando la nadadora de ultradistancia recibió luz verde para iniciar el reto con un clima calmado, al menos las primeras horas, pero que luego cambió a fuertes vientos que llegaron a levantar olas de tres metros o más, pese a lo cual alcanzó tierra francesa 12:08 horas después, platica.

Dice con orgullo que la tripulación del barco que la acompañaba se sorprendía: Está entera. Lástima que ya no podrá regresar nadando, comentaron entre ellos, luego de conocer que las autoridades marítimas consideraron que sería demasiado riesgoso volver a suelo inglés por el estrecho.

Sí, la idea era hacer el cruce doble, pero no fue posible, explica la chilanga, como se nombra ufana, aunque tiene planes más o menos definidos para los siguientes meses, cuando desea regresar a Europa para cumplir el sueño completo, pero por ahora deberá terminar con el proyecto que contrajo con la fundación Aquí nadie se rinde, que busca vender en 200 pesos cada una de las 60 mil brazadas que esperaba dar.

Cansada por las 12 horas de viaje, aunque no tanto como cuando llegó a Calais, la noche de anteayer Raquel se percató, con tristeza, una vez más, de que hace falta apoyo a este tipo de compromisos con el deporte, “que no son sólo personales, porque llevamos el nombre de nuestro país y lo ponemos en lo más alto, entre los mejores. No muchos se atreven a cruzar el canal.

Me di cuenta de que ahora mi compromiso es mayor, debo seguir preparándome para regresar y lograr toda la travesía, de ida y vuelta, ver ahora por las personas que, como yo, padecen distonía, comenta, por lo que ya entró en contacto con la asociación médica que trata el mal para colaborar por medio del deporte.

En 2008, a Raquel Márquez le diagnosticaron esa rara enfermedad: distonía de torsión de cuello, un padecimiento que la obliga a voltear la cabeza hacia un lado de manera involuntaria.

Por sus logros, podría ser considerada para el Premio Nacional de Deportes (PND): Sería algo muy importante, no sólo en lo personal, sino para la gente a la que se podría ayudar con ese galardón.