Filadelfia, 17 de agosto. Los monjes budistas y las monjas católicas mejoran su poder cerebral por medio de la meditación y las plegarias, pero incluso los ateos pueden disfrutar los beneficios mentales que los creyentes obtienen de la fe, según reveló un popular autor sobre neurociencia. La clave, argumenta Andrew Newberg en su nuevo libro How God Changes Your Brain (Cómo Dios cambia tu mente), yace en los efectos calmantes y de concentración que tienen sobre el cerebro la meditación o las plegarias intensas. Estudios muestran que la meditación intensa altera la materia gris, fortaleciendo regiones que concentran la mente y generan compasión, mientras calman aquellas ligadas al temor y el enojo. Ya sea que quien medita crea en lo sobrenatural o sea un ateo que repite un mantra, indicó el experto, el resultado puede ser el mismo: aumento de la compasión –que prácticamente todas las religiones enseñan– y reducción de los sentimientos y emociones negativos. “En esencia, cuando se piensa en las grandes incógnitas de la vida –ya sea religiosas, científicas o sicológicas–, el cerebro crecerá”, señala Newberg, jefe del Centro de Espiritualidad y la Mente de la Universidad de Pensilvania.