Franny Armstrong cree fervientemente en el poder de los documentales. Y usa su poder en ese género cinematográfico para ofrecer las historias que cree más apremiantes. Hace años, en Londres, McDonald’s demandó a una jardinera y a un cartero. Tras una larguísima batalla durante la cual los dos se enfrentaron al poderoso equipo de abogados de la trasnacional... ¡le ganaron a Goliath! De ahí nació la influyente cinta McLibel, que el Instituto Británico de Cinematografía incluyó en la serie Diez documentales que cambiaron el mundo.

Ahora la cineasta inglesa acaba de terminar uno en el que tiene puesto su corazón: The age of stupid (La era de lo estúpido), acerca del cambio climático. Se trata de un tema que le ha preocupado desde niña, pues en la secundaria lanzó una campaña para que sus maestros no contaminaran tanto a la hora de transportarse a la escuela.

¿Que si creo que las películas pueden cambiar el mundo? No creo que haya algo que lo pueda cambiar más. Suena ridículo, pero en cuanto a poder transmitir su filosofía a la mayor cantidad de gente posible, con el mínimo de restricciones editoriales y el máximo de emoción, sí: si quieres cambiar el mundo, haz documentales, dice Armstrong al final del video de cómo se hizo The age of stupid (www.ageofstupid.net/).

Armstrong también realizó Drowned out (2002), un documental sobre la lucha de un pueblo de India por defender su tierra ante la construcción de una presa. Sólo nos ofrecen tierra sobre papel, pero no podemos cultivar sobre papel, ¿verdad?, dice Bulgi, una mujer que vive al lado del río.

The age of stupid, que se estrenó en Gran Bretaña el pasado marzo, se proyectará como parte de la clausura del segundo Festival Internacional de Cine en Derechos Humanos (www.dhfilmfest.com.mx/). La proyección será sólo para espectadores con invitación.

Luego, el 21 y 22 de septiembre planean proyectar el filme desde una carpa con energía solar en Central Park, Nueva York, vía satélite proyectada a más de 700 salas de cine en más de 40 países. Thom Yorke, de Radiohead, tocará en vivo, y estará presente Kofi Annan. Para ello buscan fondos. También se podrá ver vía Internet.

“Debido a la situación de crisis absoluta en la que estamos, no tenía sentido hacer la película a menos de que fuese completamente mainstream”, explica Armstrong. Eso, en lo que respecta a cómo armar la historia y la exhibición. Sin embargo, no quería perder el control de la cinta, así que la producción es de Spanner Films, la pequeña compañía de documentales fundada por Armstrong en 1997. Y la cinta se financió con el apoyo de 228 individuos y grupos.

¿Por qué no nos salvamos cuando todavía podíamos?, pregunta el protagonista, interpretado por el actor inglés Pete Postlethwaite, desde el año 2055, mientras mira imágenes de 2008. The age of stupid es una mezcla de documental y ficción: seis historias reales, son vistas por el protagonista desde la hipotética catástrofe en la que se ha vuelto nuestro planeta luego de cuatro décadas, porque no hicimos nada cuando podíamos.

Postlethwaite, nominado para un premio Oscar, estaba complemente fuera de nuestra liga, explica la directora, pero lo buscaron y dio la casualidad de que él también estaba preocupado por el cambio climático. Realmente no había opción, tenía que hacerlo, cuenta el actor inglés.

Para documentar las historias reales, con un reducido presupuesto, ella y la productora, Lizzie Gillett, viajaron a Nigeria, India, Gran Bretaña, los Alpes, Estados Unidos (Nueva Orleans), Irak y Jordania. Ahí entrevistaron a la nigeriana Layefa Malemi; Jeh Wadia, quien tiene una aerolínea de bajo costo en India; Piers Guy, un granjero que usa energía eólica; Fernand Pareau, un guía de montaña francés; Alvin DuVernay, un trabajador petrolero de Shell que fue rescatista tras el huracán Katrina, y Jamila y Adnan Bayyoud, dos niños iraquíes refugiados.

A los primeros 15 lectores que marquen a La Jornada (9183-0300, ext. 4312), a partir de las 16 horas, se les obsequiará un pase doble para presenciar hoy el documental en el Cinépolis Diana, a las 20 horas.