Se celebra desde hace 64 años en Buñol, en el este de España
Utilizaron 120 toneladas de la hortaliza en la tradicional guerra
Jueves 27 de agosto de 2009, p. a10
Buñol, España, 26 de agosto. Más de 45 mil personas se enfrentaron hoy a tomatazos en las calles de Buñol, las cuales quedaron completamente regadas de salsa roja durante la Tomatina, la mayor guerra de hortalizas del mundo, que desde hace 64 años celebra esta localidad del este de España.
En la tradicional batalla campal, turistas españoles y extranjeros utilizaron más de 120 toneladas de tomates como munición.
Ropa vieja para poder tirar después de tan llamativa guerra y gafas de buceo sirvieron de uniforme a los miles de combatientes, aunque algunos, más prácticos, optaron por vestir sólo un traje de baño que les facilitó ducharse o bañarse en el río después del evento.
Los que menos suerte tuvieron en la fiesta acabaron con hematomas causados por tomates lanzados sin aplastar, contra una de las consignas que las autoridades piden repetidamente que se cumplan para evitar daños. Los servicios sanitarios también atendieron a algunas personas por golpes de calor.
Las 120 toneladas de la hortaliza roja y madura fueron cultivadas este año en la vecina región de Murcia para ser destinadas en exclusiva a la fiesta popular, una de las más conocidas en España por lo impresionante de una batalla que deja todo –y a todos– teñido de rojo.
Varios camiones se encargaron de repartir los tomates entre los asistentes, que volaron durante una hora por el pueblo hasta que un petardazo indicó el final de la batalla, al mediodía.
La Tomatina se celebra anualmente el último miércoles de agosto en esta localidad de 10 mil habitantes como parte de las fiestas patronales en honor a San Luis Bertrán. En 2002 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Su origen se remonta a 1945, aunque hay varias versiones respecto de por qué aquel año se produjo la primera guerra de tomates. Una de ellas apunta a que un grupo de jóvenes comenzó a lanzar las hortalizas a los músicos de las fiestas patronales, que pronto respondieron al ataque tomando tomates de una frutería cercana. Otra señala que un grupo de gente decidió saldar una discusión política arrojándose todo tipo de hortalizas.