No hay acuerdo que garantice el ingreso de los comerciantes al Bazar Artesanal
Surgen fisuras entre las posiciones de los grupos que ofrecían mercancías en los jardines Hidalgo y Centenario
Artesanos y libreros denuncian que los aventaron
en el nuevo espacio
Sábado 29 de agosto de 2009, p. 27
La determinación de reubicar a los artesanos del centro histórico de Coyoacán fue aplazada en varias ocasiones. Las negociaciones entre comerciantes y autoridades no avanzaron y grupos que en un principio no tenían conflictos ahora son divergentes.
A partir de este sábado los jardines Centenario e Hidalgo tendrán que estar libres de puestos semifijos, sin embargo, al cierre de esta edición, no había acuerdo que garantice el ingreso de los comerciantes al Bazar Artesanal Mexicano.
La respuesta de las autoridades ante la falta de resultados en la mesa de diálogo fue el despliegue de la fuerza pública. Decenas de granaderos se apostaron desde el jueves por la noche en la vía pública.
El conflicto comenzó cuando la delegación Coyoacán anunció la restauración integral de la zona, por lo que se anunció el cierre temporal de los jardines. El proyecto también contemplaba la reubicación de los artesanos.
Los comerciantes se ampararon, hicieron plantones y recabaron firmas de apoyo. Las autoridades comenzaron las mesas de negociación, convirtieron un estacionamiento en corredor comercial y emitieron gafetes temporales
para permitir la venta de productos en los pasillos exteriores.
El bazar de la discordia
En el número 25 de la calle Carrillo Puerto se encuentra el Bazar Artesanal. Lo que antes era un predio vacío –que en días hábiles era utilizado como estacionamiento y los fines de semana como centro artesanal– se convirtió en un corredor comercial de dos plantas. Cuenta con servicio eléctrico, sanitarios y una cubierta para época de lluvias. La delegación pretende reubicar en dicho espacio a todos los grupos de comerciantes.
Las divergencias entre los artesanos ya son evidentes. Para algunos, el bazar resulta insuficiente e inseguro
, para otros es inviable
y para los menos es un buen lugar en el cual ejercer su oficio
.
La planta baja del bazar fue destinada a quienes ocupaban el espacio desde antes de la restauración del centro histórico. Comerciantes, grupos de libreros y maestros que se dedican a enseñar la elaboración de artesanías, convivieron sin conflicto por varias décadas. Sin embargo la remodelación del corredor generó diferencias: los maestros y libreros se quejan de que fueron aventados
a la parte trasera del bazar y que los mejores espacios le fueron entregados a los comerciantes.
La planta alta de las instalaciones es para los integrantes del tianguis cultural y artesanal
. Son quienes se identifican como concesionarios de vía pública
desde hace más de 20 años
.
Únicamente un grupo, Xiutecuthli, adelantó que por dignidad
no se presentará este sábado. No se trata, aseguraron, de una abdicación. Para ellos, la coyuntura es un momento histórico
pues en los hechos se da la separación entre los verdaderos artesanos
y los comerciantes que venden productos chinos y playeras de paca
.
Las asociaciones señaladas contrargumentan que Xiutecuthli siempre ha sido dócil
con la autoridad.
Un sólo puesto ha sido instalado en la planta alta. Es una mujer que vende incienso y asegura que no le ha ido tan mal en el nuevo bazar.