Opinión
Ver día anteriorMartes 1º de septiembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Emilio Payán. Casa Lamm
A

mpliamente reconocido como editor e impulsor de la gráfica en sus diferentes manifestaciones, además de estas disciplinas Emilio Payán ha abordado la pintura desde que abrió su taller Tiempo libre, en el que trabaja un sinnúmero de artistas  consagrados, como lo hace ver Merry MacMasters en sus dos reportajes.

Desde esa apertura, dice, no ha dejado de pintar, obsesionado siempre con el tema de las ciudades. No de alguna en específico, sino de todos los conjuntos urbanos, abarrotados, propios de las metrópolis, sean o no dislocadas. Sus versiones jamás son miméticas, algo conservan de aquellas construcciones infantiles armadas con todo tipo de elementos y algo también de las fachadas de Hundertwasser (1926-2000), pródigas en elementos adheridos, salidas, entrantes y remates de toda índole. La proclividad de Emilio Payán, destinada a retacar el espacio que la superficie del cuadro le proporciona, igualmente tiene algo que ver con las creaciones pictóricas del austriaco, lo mismo que su paleta, armada generalmente de colores vivos y saturados, si bien establece diferencias netas entre los ambientes nocturnos, en los que las luces hacen guiños, y las asoleadas construcciones diurnas.

No es exacto que todas sus ciudades, imaginarias que son,  sean visibles o se perciban a través de sus perfiles; algunas están sólo insinuadas a partir de pequeños elementos, casi manchas que cubren las superficies, evocando los quehaceres puntillistas de principios del siglo pasado.

Las adherencias en collage le sirven para abrillantar y conferir potencia a las zonas que plantea, confeccionadas mediante la repetición de pequeños elementos, en zigzag, en curva, en diagonal, como si intentara aludir a la construcción de citadelas que van encimándose desafiando todo tipo de reglas. En realidad son recursos ornamentales con los que satura sus espacios.

Emilio gusta de recoger en la calle anuncios de No estacionarse (ya presentó anteriormente una exposición con ese título). Los interviene, con sus modos consabidos, y concreta así composiciones de objetos que se sostienen como tales. También arma objetos supuestamente de uso con material de desecho; éstos se caracterizan precisamente porque son inútiles y es en alusión, dada su forma, a su origen utilitario donde se instala la paradoja, con lo que  los dota de humor.

El resultado es un caos ordenado, producto de elementos prefijados con cierta tónica infantil.

He visitado varias veces su taller –siempre a invitación suya– con el objeto de ver no sólo lo que allí se está trabajando en materia de impresiones, sino igualmente porque gusta de mostrarme su obra personal. En ocasiones me pide opinión acerca de si debe enviar tal o cual pieza a algún concurso o bienal. Propiamente hablando, su estilo de configurar no ha cambiado, o ha cambiado poco, desde que se declaró pintor, aunque es cierto que dentro de los parámetros que cultiva ha alcanzado mayor desarrollo que en años anteriores.

La Casa Lamm presenta en estos días una muestra en la que se exhiben 10 pinturas y algunos objetos que apuntan al terreno de la instalación.

Dado el ambiente en el que se ha desarrollado, rico en opciones culturales, artísticas y educativas, tanto por parte de su padre como de su madre, Cristina, a quien siempre recordamos con gran cariño, Emilio  ha contado con la cercanía de artistas como Vicente Rojo, Felguérez, Joy Laville, Gilberto Aceves Navarro, Gabriel Macotela, Francisco Castro Leñero,  entre otros. Ha tenido oportunidad de viajar, ver exposiciones tanto en México como en otros países. También guarda amistad estrecha con algunos artistas y teóricos más o menos de su propia generación, como Manuel Marín y Arturo Rodríguez Döring, recién titulado en el posgrado de la ENAP y en vías de iniciar un doctorado. Lo que podría sugerírsele a Emilio como medida conveniente hoy día es que –ya asumido como pintor, tal y como lo declara– invierta parte de su tiempo en asistir a talleres en los que se practique este medio a fuerza de perfeccionar su oficio y abrirse horizontes. En mi próxima nota procuro plantear el caso  (totalmente distinto al suyo) de quien se lanzó como pintor, también exhibido en Casa Lamm, bajo condiciones emergentes.