Sábado 5 de septiembre de 2009, p. a15
Amplio rango de registros, variedad estilística, contundencia y sello inconfundible se funden en una carrera larga, intensa y productiva. Todo eso se condensa en el volumen titulado The definitive Buddy Guy, compilación emprendida por el sello Shout que resulta claro homenaje a quien es considerado por consenso como el hombre del blues más importante en la actualidad.
A sus 73 años, una sesentena de discos grabados, cinco premios Grammy, muchas giras y sobre todo el reconocimiento generalizado, el maestro George Buddy Guy emblematiza el tenso arco de la pasión que enciende, cultiva y retrata el blues.
Este álbum recopilatorio presenta en 17 cortes ese amplio panorama que ha dibujado este gran maestro. El track inicial, Sit and cry, pone en el lenguaje más blusístico lo que en filosofía se denomina la estructura de la desolación
: ese páramo en que se convierte todo cuando no hay otra opción que sentarse a llorar.
Además de los ámbitos poéticos, el poderío expresivo de Buddy Guy está en el sonido inconfundible de su guitarra, que por igual llena todo el espacio con resonancias brutales, como en el track final, Baby please don´t leave, que susurra en sonidos apenas perceptibles.
Ese corte final deja al escucha postrado, en medio de un remolino de pasiones que oscilan entre el oleaje calmo y el volcán ardiente. El sonido aplasta, gime, gutura, hiende, hiere, zumba.
Las aportaciones estilísticas de Buddy Guy se extienden a territorios insospechados. De entrada se le asigna influencia sobre Jimi Hendrix, valorado como el mejor guitarrista de la historia, y también sobre Eric Clapton y Stevie Ray Vaughan.
Pero también el viejo Led Zeppelin y muchos patriarcas del heavy metal le deben mucho a esta manera de inundar todos los espacios con un sonido terriblemente abarcador.
Y qué decir del estilo de otros muchos jefes de la cultura rock, entre ellos los mismísimos Rolling Stones, quienes invitaron al maestro Guy a lucirse junto a ellos en el filme reciente de Martin Scorsese, con resultados muy divertidos dadas las bromas que les gastó el viejo lobo de mar en plena escena.
A man and the blues, en el track 7, es un episodio sencillamente sublime. Es una de las marcas de la casa. Un emblema Buddy Guy.
Dice, en traducción libre y soberana: ¿qué puede hacer un hombre cuando la tristeza le ronda/ incesante?
Un riff punzante por respuesta.
Como pocas obras de arte, el blues expresa las emociones de una manera vasta sin incurrir en bagatelas, evasiones, ilusiones. Su contundente decir abarca una miríada de reflexiones, pulsiones, estados de ánimo.
Un paisaje interior cuya vastedad de alcances, capacidad expresiva, firmeza de espíritu, situaciones anímicas contrastantes, anhelos, pensamientos, ideas, convicciones y certezas, permite vislumbrar de manera completa un auténtico retrato del estado del alma.
Suena la guitarra poderosa del guerrero Buddy Guy. Pregunta: ¿qué puede hacer un hombre cuando la tristeza le ronda/ incesante?
Sentarse a llorar, responde.