a crisis de las izquierdas tiene tres orígenes. Una crisis ética, una deliberada estrategia que impulsa una restauración conservadora y una cultura política que por hegemónica floreció en muchos ámbitos de la sociedad mexicana. Su elemento clave es la falsificación discursiva.
Óscar Wilde en La decadencia de la mentira hablaba de la diferencia entre mentira y falsificación. El principio de la falsificación es adoptar el lenguaje de los adversarios para operar un descabezamiento ideológico. Por ejemplo ahora todo mundo quieren cambiar el modelo económico.
Orwell en 1984 habla del newspeak de los comunistas. Pero ahora y aquí, el newspeak de la partidocracia considera a la política como mercado. Su frase favorita resume toda su sabiduría: así es la política
. Consecuentemente se proponen listas de supermercado en vez de programas coherentes.
Para enfrentar ese newspeak no sólo hay que ir al grano sin ambigüedades, sino sobre todo definir con un eje articulador. Propongo como el centro de esa articulación discursiva y política, la del Estado de la sociedad.
El debate central es hoy sobre el Estado, su papel y sus articulaciones con el mercado y con la sociedad. Muchas de las más importantes voces de las elites políticas y económicas parecen coincidir en la necesidad de cambiar la política económica. Pero para algunos eso significa ampliar el papel de los mercados y para otros regresar al Estado autoritario interventor. Para las izquierdas debería ser la del Estado de la sociedad.
La propuesta de un Estado de la sociedad postula la necesidad de intervenciones específicas con un propósito central: disminuir las desigualdades y corregir el funcionamiento de los mercados. El hilo conductor de esas regulaciones en México debe ser combatir los monopolios y contribuir a generar una mejor y más amplia competencia económica.
Pero el Estado de la sociedad se diferencia del Estado burocrático, que propició la captura de recursos por diversos grupos de interés; porque coloca en el centro de su accionar a la ciudadanía. El Estado de la sociedad promovería amplias formas de participación ciudadana en el ámbito electoral, pero sobre todo buscaría rescatar los espacios públicos que han sido crecientemente privatizados.
Asumiría que debe contribuir a garantizar que la ciudadanía organizada en asociaciones, partidos y comunidades ejerza a plenitud una fiscalización social que conlleva una efectiva rendición de cuentas de todas las autoridades en sus distintos niveles de gobierno y de las entidades públicas. También debería contribuir a la participación ciudadana en la discusión, diseño e implementación de políticas públicas.
Para enfrentar las crisis actuales a partir de este eje articulador, se requiere un seguro contra el desempleo y un sistema de salud universal como puntos de partida y la renta mímima ciudadana como punto de llegada. Y la transferencia de recursos fiscales y crediticios a las pequeñas y medianas empresas y a las asociaciones locales de campesinos y agricultores familiares.
¿Cómo se financian? Primero con una rigurosa revisión del gasto público centrado en desarticular los nudos del privilegio presupuestal que benefician a diversos grupos de interés y en limitar a la Secretaría de Hacienda el manejo discrecional del presupuesto. Del lado de la tributación en indispensable que junto con combatir los privilegios fiscales de los grupos más poderosos, se haga una propuesta seria y contundente alrededor de un impuesto sobre la renta progresivo.
La propuesta de un Estado de la sociedad busca articular discurso y acciones políticas de las izquierdas. Desde el Congreso y las instituciones republicanas. Desde las calles y las acciones ciudadanas. Ambos se complementan. Movilización social como medio de producción de instituciones. Haciendo efectivo el artículo 39 constitucional sobre la soberanía del pueblo.
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