Provenientes de la Sierra Norte de Puebla, productores de esferas llegaron a la ciudad para dar a conocer la artesanía tradicional de Chignahuapan, pueblo esferero, como ya se le conoce. Estos productores señalaron que llegaron al Distrito Federal para combatir la producción china y la crisis económica, que este año ni siquiera dejó llegar a los compradores tempraneros, que les permitía iniciar la producción.

Las bodegas están llenas, hay esferas del año pasado, los talleres funcionan a cinco por ciento de su capacidad, manifestaron los productores, y dicen: allá se escucha que aquí hay esperanza y eso venimos a buscar. José de Jesús Pastrana Vázquez, representante de la Unión de Esfereros de Chignahuapan, habló de las ventajas de ofertar directamente su producto en la capital, porque es de venta temporal: el precio sería más bajo y justo para el comprador y tendrían mercancía de calidad.

Cada casa del poblado es un taller, hay familias completas de esfereros. La producción es durante todo el año y el almacenamiento empieza en enero. Agosto y septiembre habían sido los meses de mayor producción, ahora estamos por debajo, eso no significa, aclara Pastrana que no haya esferas, por el contrario, siguen almacenadas.

La producción surgió hace 40 años como una alternativa económica por los bajos ingresos que se obtienen del campo. Creció a tal grado que actualmente el poblado es reconocido nacional e internacionalmente, manifestó Alberto Bernal, originario del lugar, sin embargo, dijo, las esferas salen de Chignahuapan por intermediarios o acaparadores.

La instalación de un taller es sencilla, aseguró Pastrana Vázquez. Sólo se necesita un motor de medio caballo de potencia y una instalación de gas. Recordó que él empezó hace 30 años con un tanque casero y fue creciendo, lo importante, destacó, es el entusiasmo y corazón.

El proceso de elaboración es sencillo: una persona puede producir al día de mil a mil 300 esferas tradicionales, las de figura se fabrican 500 en promedio y las de mayor tamaño, conocidas como jumbo, se hacen 150 al día.

Raymundo Pastrana, también productor, señaló que lo importante es el detalle, la decoración de la esfera, que se hace a mano. Se cuida desde la pintura que se va utilizar, los pinceles, agujas, todo, eso las hace diferentes de las chinas, que se han convertido en competencia, porque se producen con maquinaria y ello las hace baratas.

Reconoció que es un negocio socorrido y lo más caro son las materias primas, la compra del vidrio que se hace en países como Alemania, Brasil y últimamente en Italia, por ello la importancia de buscar que en las 16 delegaciones políticas de la capital se conozcan las esferas de Chignahuapan.

Alberto Bernal comentó: “en la ciudad ya están nuestras esferas en Wal-Mart y Sam’s, pero llegaron por los acaparadores e incluso les cambiaron la procedencia, porque luego la gente prefiere la importación”.

En Chignahuapan niños, hombres, mujeres y adultos mayores se dedican a la producción. Comentaron que desde la entrada de la localidad se identifican los motores y el soplete, una característica del pueblo son los letreros con los que ofertan las esferas.