La historiadora presentó su obra Charlas de café con Miguel Hidalgo y Costilla
Grupos conservadores quieren bajarlo del pedestal para subir a Iturbide o Calleja, advierte
Mutilar la enseñanza de la historia nacional me parece algo muy grave, subraya
Sábado 19 de septiembre de 2009, p. 5
A los personajes históricos hay que humanizarlos para comprenderlos mejor, pero no hacerlos triviales, porque de esa forma se les despoja de todo significado y valor.
Tal es el caso de Miguel Hidalgo, a quien algunos intelectuales revisionistas buscan reducir a un simple cura libertino y excéntrico, que nunca pretendió conseguir la independencia de México ni tenía verdadera visión de Estado.
Para combatir esas deformaciones y, al mismo tiempo, difundir la historia del país de una manera sencilla y accesible, Patricia Galeana escribió el libro Charlas de café con Miguel Hidalgo y Costilla (Editorial Grijalbo), que se presentó la noche del pasado jueves en la Biblioteca de la Fundación Miguel Alemán.
En entrevista telefónica previa, la autora explicó cómo preparó su encuentro imaginario con el Padre de la Patria.
En un pequeño café de los portales de Tlalpan, Galeana se da a sí misma la oportunidad de platicar largamente con Hidalgo, lo cuestiona, lo enfrenta y también explora algunos aspectos controversiales de la lucha independentista.
Luego de realizar una completa investigación bibliográfica sobre el prócer, la historiadora está lista para verlo cara a cara. Aunque hay versiones de que se trataba de una persona desgarbada, ella prefiere imaginarlo como un hombre de tez oscura, ojos verdes, algo cargado de espaldas y con fuerte personalidad, tipo Julio Scherer
.
Galeana enfrenta el reto de recrear mediante la ficción la vida de Hidalgo, pero toma con ciertas reservas la idea, tan difundida en tiempos recientes, de bajar del pedestal
a los héroes de la Independencia y la Revolución, y no porque éstos sean sagrados, sino porque en su opinión existe una nueva tendencia historiográfica conservadora que busca despojarlos de todos sus méritos.
Lo que nos toca hacer
“Estoy muy preocupada –prosigue Galeana– de que ahora todo mundo quiere acabar con la ‘historia de bronce’, que es una frase de Luis González y González que tenía un sentido positivo. Ahora hay un nuevo maniqueísmo, un intento de hacer una nueva historia oficial”, advierte.
Cuando se cumplió el bicentenario de Benito Juárez, hubo varios historiadores cercanos a la derecha gobernante que literalmente bajaron al personaje del pedestal, para poner en su lugar al arcángel Gabriel, y que también desaparecieron su nombre de cientos de calles, plazas y avenidas.
Al sentirse incómodos con los personajes progresistas y libertarios, los grupos más conservadores del país han tratado de trivializarlos y al mismo tiempo poner en su lugar a otros nombres más afines a su ideología.
Quieren acabar con la historia de bronce por ser aburrida para los jóvenes, pero también quieren bajar a Hidalgo para subir a Iturbide o a Calleja, quien dicen que debería ser el verdadero padre de la patria, lo cual es una aberración
, asevera.
Por ello, añade, hay que tener cuidado con esa actitud iconoclasta de no dejar títere con cabeza. Una cosa es que los próceres hayan sido seres humanos, con aciertos y desaciertos, pero no reconocer sus actos de heroísmo es un error, sobre todo en estos tiempos tan faltos de héroes
.
Algunos seudohistoriadores orgánicos
, por ejemplo, han difundido que Hidalgo era simplemente un cura libertino que carecía de proyecto y que nunca habló mucho sobre la independencia, pero si lees lo que él escribió, te das cuenta de que sabía perfectamente qué deseaba, y que continuó después Morelos
.
Esta nueva corriente forma parte de los intentos de hacer de México un país sin memoria y sin educación. La mutilación de la enseñanza de la historia me parece muy grave. En el sexenio pasado comenzó esto, so pretexto de que había demasiadas asignaturas. Siendo una nación pluriétnica y pluricultural, es importante que los jóvenes conozcan lo que hicieron los primeros mexicanos.
A pesar de todas las carencias y desviaciones, yo sí creo que hay que festejar los centenarios, así como festejamos nuestros cumpleaños, pero ello nos debe llevar también a una reflexión de fondo, y darnos cuenta de que se debe luchar todos los días por la independencia y la justicia social. Las generaciones de hace 100 y 200 años hicieron lo que les tocaba, y ahora nos toca a nosotros
.