Propone bajar el gasto público, disminuir la evasión fiscal y no elevar tarifas de servicios
Analistas del grupo financiero advierten que se producirían alzas generalizadas de precios
Los impuestos especiales a las telecomunicaciones implicarán pérdida de competitividad
Domingo 20 de septiembre de 2009, p. 24
Para lograr la salud macroeconómica del país a través de una reforma fiscal sería deseable que la discusión y el análisis buscaran una mayor reducción del gasto público, a la vez que una mayor fiscalización (reducción de la evasión) en sustitución de los ingresos propuestos por nuevos impuestos, en particular de impuestos especiales, consideraron los expertos del grupo financiero Scotiabank. Advirtieron que de aprobarse la reforma fiscal como la propone el Ejecutivo tendría un impacto inflacionario significativo que, aunque temporal, produciría alzas generalizadas de precios.
Ahora, en caso de no aprobarse la reforma fiscal en los términos planteados, es probable que el Ejecutivo busque fortalecer sus ingresos en mayor medida por la vía de precios y tarifas públicas, lo que también tendría un impacto inflacionario y como consecuencia, las tasas de interés también enfrentarían presiones alcistas.
Los especialistas financieros señalaron que la aplicación de impuestos especiales puede producir buenos resultados de recaudación, pero no hay que olvidar que esto produce distorsiones en los mercados que afectan su buen desempeño, y pudiera representar cierta pérdida en la competitividad de la economía, como puede ser el caso del impuesto especial a las telecomunicaciones.
La propuesta del Ejecutivo también pretende un esfuerzo significativo de reducción total del gasto del orden de 1.7 por ciento del producto interno bruto (PIB), equivalente a 0.5 por ciento del PIB neto de otros incrementos en gastos) para evitar un mayor deterioro del déficit fiscal. Sin embargo, los expertos consideraron que la contención del gasto tiene que ser la parte fundamental del ajuste
.
Adicionalmente, si las tasas de interés aumentan como consecuencia de la elevación de precios y tarifas públicas, podría haber un costo financiero mayor al previsto por la Secretaría de Hacienda con su escenario de tasas de interés, lo que generaría cierta presión adicional sobre el Presupuesto de 2010.
En este escenario presupuestal la Secretaría de Hacienda estima que en 2010 el crecimiento del PIB sería de 3 por ciento, la inflación de 3.3 por ciento (sin incluir los efectos inflacionarios derivados de la reforma fiscal y/o los aumentos en precios y tarifas públicas); un tipo de cambio promedio de 13.80 pesos por dólar; la tasa de interés de Cetes a 28 días promedio sin cambio en el nivel actual de 4.5 por ciento; el déficit en Cuenta Corriente en 1.8 por ciento del PIB, y con supuestos de 2.3 por ciento para el crecimiento de la economía estadunidense, así como 53.9 dólares por barril para el precio promedio de la mezcla mexicana.
En relación con la proyección del precio del petróleo en 53.9 dólares, que proviene de la
fórmula de cálculo oficial, parece conservadora a la luz de que se espera un crecimiento económico mundial que mantenga los precios del petróleo al menos en los niveles actuales (alrededor de 65 dólares por barril para la mezcla mexicana), y posiblemente en ascenso. El precio podría ser modificado; sin embargo, es bien sabida la volatilidad de este mercado por lo que conviene un supuesto conservador.
Los mayores impuestos al ingreso, al consumo y los especiales, aunados a los recortes del gasto tendrían en principio un impacto negativo de corto plazo sobre la actividad económica. Asimismo, el aumento en el déficit implica una mayor absorción de recursos financieros por parte del sector público. Estos impactos pudieran compensarse en alguna medida con la mejoría en las expectativas generadas por la atención del fuerte problema fiscal.
A pesar de los avances que representan estas medidas, sigue siendo imprescindible continuar avanzando en una mejor recaudación con una base más amplia de contribuyentes, evitando la evasión y elusión fiscal
.
Respecto del ambiente político es de esperarse un intenso debate, tanto en el Congreso como entre los actores políticos y sociales.
Por último no hay que olvidar que todo está sujeto a la aprobación del Congreso, por lo que en la medida en que transcurra el tiempo podría haber nerviosismo en los mercados y en las variables financieras.