l proyecto de presupuesto enviado por la Secretaría de Hacienda a la Cámara de Diputados es la obra de la gran tijera. Vamos a ver algunos ejemplos en el sector energético.
El presupuesto de Pemex para inversión en exploración y producción, estimado para 2009, es de un billón 191 mil millones de pesos. El asignado para 2010 es de sólo 220 mil millones, 18 por ciento del que habría en el año en curso. El de todo Pemex para inversión es de 263 mil millones. La gran mayoría se destina a exploración y producción, no se proyecta un país industrial sino la extracción de recursos naturales no renovables, en la medida en que nos queden.
Ese 18 por ciento es, obviamente, el promedio. Pero a Chicontepec –su porquería favorita– sólo se lo reducen a 37 por ciento. En cambio, a Cantarell, que todavía tiene mucho peso en la producción anual y que está declinando, le reducen el presupuesto de inversión a 15 por ciento del que se ejerce en este año. Y al Ku Maloob Zaap, que ya es el de mayor producción, se lo bajan a 17 por ciento de lo que tuvo en 2009.
Otras áreas están muy subdivididas. Un ejemplo de las zonas que han tenido positivos descubrimientos recientes, que produce crudo superligero y un gran porcentaje de gas asociado, es el delta del Grijalva. De por sí tenía poco presupuesto, pero el de 2010 se lo reducen a 5 mil 600 millones, 2 por ciento del presupuesto de inversión de todo Pemex.
De por sí se deja a la inversión de Pemex una cantidad ínfima en comparación con la del año en curso. Pero es claro que se debe quitar por lo menos la mitad de la que se asigna a Chicontepec –cuya producción en 2008 fue el uno por ciento de la nacional– y adjudicar ese monto a las zonas que han tenido buenos resultados.
Otra de las cuestiones que revela el proyecto de presupuesto es la triste suerte que le dictan los tecnócratas a la llamada nueva refinería (¿cuál?). Llegamos a Pemex Refinación, y la única obra que se asigna en relación con esa refinería es La construcción de una cerca y barda perimetral en los terrenos donde se instalará la nueva refinería
. Para este año, se adjudica un monto simbólico, un millón y medio de pesos. Para el presupuesto de 2010, son 69 millones de pesos. Pero se prevén, para 2011, 50 millones de pesos, y después ya nada. Esto significa que para una barda, para una cerca, se van a tardar dos años, 2010 y 2011. ¿Y las obras de la refinería propiamente dicha? Nada en el presupuesto. Y 2012 ya es año de elecciones y evidentemente no van a iniciar una obra que se supone que va a ser grande. En vez de una nueva refinería, una nueva barda.
En el caso de Pemex Petroquímica, varios proyectos que se anuncian como gran inversión, no se pueden aplicar donde se dice, porque los complejos de Tula, Escolín e Independencia están fuera de servicio desde hace más de dos años. El dinero para esos y otros proyectos podría tener otro destino. El 13 de junio, el director general de Pemex reveló que el megaproyecto petroquímico Etileno XXI fue suspendido temporalmente a petición de las empresas privadas interesadas, por efecto de la crisis económica.
¿Será que ese dinero ahora lo va a poner Pemex con el destinado supuestamente para proyectos no realizables? El trato lo están negociando las empresas privadas con Pemex Gas y Petroquímica Básica, porque no quieren pagar el precio comercial por el gas natural ni por su derivado, el etano, materia prima del etileno. ¿Será que el aumento en el presupuesto de Pemex Gas, de más de 2 mil millones de pesos, cuando otras áreas son recortadas, sea entre otras cosas para tener suficiente etano barato para el enorme proyecto Etileno XXI y las empresas privadas involucradas en él?
En el sector eléctrico, aunque de una manera distinta, vemos también un presupuesto que puede servir para todo, menos para prestar un buen servicio. El presupuesto total de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se plantea que sea de 220 mil millones de pesos. Pero el presupuesto para inversión es de sólo 26.6 miles de millones. El 12 por ciento. No va a alcanzar para mejorar las redes, las subestaciones, el servicio al público, ni en general para la inversión necesaria.
En el caso de Luz y Fuerza del Centro (LFC), que da el servicio a la zona central de país, la situación es peor. De un presupuesto de 30 mil millones de pesos, el destinado a la inversión se propone que sea de mil 640 millones. El 5 por ciento. ¿De dónde va a salir la necesaria renovación de redes, transformadores y subestaciones con más de 30 años de servicio?
En estas páginas se publicó la declaración del secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas, en el sentido de que LFC había solicitado como presupuesto para inversión 9 mil 700 millones de pesos, para la renovación de equipo obsoleto y demás. Los mil 640 millones son una sexta parte de lo solicitado. Con ese presupuesto van a aumentar, cada vez más, el número y la duración de los apagones. ¡Y todavía quieren cobrar más caro! Además, están las facturas eléctricas infladas, las que saltaron de unos cientos de pesos a varios miles.
Sí hay dinero para mejores presupuestos. Las mayores empresas deben pagar impuestos, igual que los tienen que pagar quienes viven de un salario. Un pequeño recorte burocrático de abajo
, como plantea el gobierno federal, no alcanza. Hay que recortar de arriba
, de donde hay dinero, y bajar los ingresos de quienes sigan en su puesto. Hay que eliminar lujos y gastos con cargo al dinero público. Hay que eliminar, por ejemplo en Pemex, a decenas de miles de personas de confianza
, con altos salarios y prestaciones, que entraron por su amigo, o porque perdieron una elección por el PAN, etcétera.