De 1985 a la fecha, el sistema de protección civil registra avances significativos, especialmente para actuar ante sismos, aseguró Laura Gurza Jaidar, coordinadora nacional de este sector.

Sin embargo –advirtió– no podemos confiarnos, pues en la brecha de Guerrero (ubicada entre Acapulco e Ixtapa) se ha acumulado energía para un sismo superior a ocho grados en la escala de Richter.

Sabemos que ahí hay energía y puede ser que sea liberada en miles de pequeños sismos o en un malvado sismo de ocho grados. No sabemos cómo actuará la naturaleza. Lo que sí sabemos es que tenemos que prepararnos ante tal riesgo, advirtió.

Actualmente opera la Red Sísmica Mexicana, con equipos y señales de alta tecnología y, en breve, será concluido el sistema de información que proporcionará, de manera automatizada, un mapeo de las zonas de mayor peligro ante un sismo.

Gurza fungiría como secretaria técnica para hacer frente a un caso de desastre; el titular de la Secretaría de Gobernación ocuparía la función de secretario ejecutivo y el Presidente de la República, como estratega central para atender una situación de ese nivel.

En los estudios preventivos, los científicos de instituciones académicas y de organismos gubernamentales precisan que en la brecha de Guerrero hay roce de placas (mecanismo de subducción), es decir, una placa encaja en otra, de ahí que se acumula energía progresivamente.

En términos de energía liberada, un sismo de magnitud de 5 grados en la escala de Richter equivale al potencial de una bomba atómica como la utilizada contra Hiroshima, en 1945.

Un sismo de seis grados –explicó la coordinadora– sería lo mismo que 30 bombas, es decir, la energía acumulada en la brecha de Guerrero es exponencial. Un sismo de siete grados representaría la energía de 900 bombas y uno de ocho, de 27 mil. Entonces, toda esa energía puede ser liberada en miles de sismos de baja intensidad o en uno muy fuerte.

El Sistema Nacional de Protección Civil trabaja en la operación de una red sísmica, con la participación de la UNAM para detectar las zonas más dañadas tras un sismo, esto es, focos rojos que sirven para tomar decisiones respecto a dónde enviar las primeras fuerzas de tarea.

Sin cantar victorias falsas –agregó la funcionaria en entrevista– me parece que de 1985 para acá hemos avanzado a pasos agigantados.

Tenemos un sistema (de protección civil) que es ejemplo e inspiración para otros países que están tomando lo mejor de nosotros, incluso nuestra metodología, los procesos que hemos desarrollado, dijo.

Debido a la operación del Fondo Nacional de Desastres, tan criticado aquí, recibimos múltiples solicitudes de cooperación técnica con otros países que buscan imitar nuestro sistema de fondeo. De igual forma, organismos como la ONU han emitido documentos para que otras naciones tomen como referencia el esquema financiero y administrativo de México frente a una emergencia.

México está ubicado en una zona geográfica que lo expone a todo tipo de situaciones de emergencia.

Sin embargo, dijo Gurza, hemos actuado de manera simultánea en 18 entidades en jaque, con más de 600 municipios declarados en emergencia (como ocurrió con el huracán Dean o las inundaciones en Tabasco) y Protección Civil ha demostrado, como sistema nacional, que puede actuar y tiene una capacidad robustecida.