En 2008, México apareció en una lista mundial de los problemas de contaminación más peligrosos para la salud –principalmente para la población infantil–, elaborada por la organización no gubernamental estadunidense Blacksmith, la que hace unos días entregó al Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart) equipo para medir los niveles de plomo en la sangre de alfareros mexicanos, sus hijos y de los niños que residen en las proximidades de los talleres.

No obstante el riesgo sanitario, artesanos mexicanos todavía utilizan esmalte con plomo, elemento altamente tóxico que provoca graves problemas en su salud y en la de los consumidores de alfarería vidriada.

Por ello el Fonart ha puesto en marcha una serie de acciones para fomentar el uso de elementos que no sean nocivos.

Entre esa medidas, junto con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), organizó el primer Encuentro Nacional para Aplicación del Vidriado sin Plomo en la Alfarería Popular Mexicana en diciembre de 2008, en el que los artesanos recibieron información sobre alternativas rentables que no dañen la salud.

En marzo pasado, el Fonart firmó un convenio de colaboración con Blacksmith, que desde su fundación en Nueva York, en 1999, orienta su labor a reportar problemas ambientales y evitar muertes prevenibles en la comunidad internacional, que afectan principalmente a la infancia de todo el globo.

Los niños son más vulnerables al envenenamiento por plomo, a quienes causa anemia, bajo rendimiento intelectual, fuertes dolores en el estómago y hasta daño cerebral. En el caso de los adultos provoca aumento de la presión sanguínea, problemas de infertilidad, trastornos nerviosos y dolores musculares.

Blacksmith alerta que el envenenamiento con plomo afecta el desarrollo neurológico, lo cual dificulta la sobrevivencia en los países más pobres del mundo.

A pesar de que la contaminación con este mineral pesado se produce de manera primordial por el desecho de baterías de automóviles, hay otras fuentes de contaminación, asesinos globales que comúnmente viven silenciosos alrededor del mundo, señala.

El informe realizado en 2008 enlista amenazas de contaminación que tienen alto impacto en la salud. A la cabeza de los riesgos figura la polución en el aire, como en la Pekín o la ciudad de México, al lado del ácido de plomo de las baterías para automotores y la minería artesanal del oro, ya que provocan enfermedades crónicas, discapacidad neurológica y la muerte en millones de personas, principalmente niños. Muchos de los daños causados por estas enfermedades se pueden evitar con soluciones accesibles y efectivas, explica la organización.

En el caso de nuestro país, el reporte también alerta sobre la contaminación con arsénico en la población de Zimapán, Hidalgo, y los gases tóxicos provocados por la refinería en Salamanca, Guanajuato.

Ademas, la página en Internet sobre el reporte menciona por tres años consecutivos las ruinas de una fundidora de plomo Metales y Derivados en Chilpancingo, Guerrero, donde existen alrededor de 8 mil 500 toneladas de desechos tóxicos.