Dice el mánager Ignacio Beristáin que su pugilista Juan Manuel Márquez escuchó el canto de las sirenas de algunos familiares y amigos en el pleito contra el estadunidense Floyd Mayweather Jr, pese a que le advirtió que no respetaría el acuerdo de pelear en 143-144 libras, como ocurrió.

A su regreso a la ciudad de México la madrugada del martes, el experimentado preparador informó que desde el pasado viernes, la gente de Mayweather hizo firmar a Márquez el documento en el que aceptaba pelear en una división mayor, porque si no lo hacía lo amenazó con que no pelearía, y el mexicano signó el texto dirigido a la Comisión de Boxeo de Nevada.

Luego lo siguió presionando para que aceptara otras condiciones, porque seguramente el estadunidense no daba el peso pactado y por eso al final prefirió pagar los 600 mil dólares de penalización por pasarse de kilos, antes que bajarlos y subir demasiado débil el sábado.

Beristáin, quien ha hecho 16 monarcas del orbe, recordó haberse ido de espaldas al ver al afroamericano al cuadrilátero: estaba impresionante, muy arriba del peso pactado, y aunque trató de hablarle a Márquez para que se desistiera, la verdad, acepto que mi error estuvo en no haberlo convencido de que no peleara, e igualmente de haberlo acompañado en esa aventura.

El veracruzano dijo que su pupilo nunca estuvo en peligro porque es un púgil con una técnica excepcional; sabe quitarse los golpes como pocos, por eso no le fue tan mal, pero al verlo tan emocionado con la pelea, y obviamente con la paga, hice lo mejor que pude para aconsejarlo, sabiendo que estaba condenado a perder.

Antes de opinar si debe seguir en peso ligero, o superligero, o aceptar otra pelea, tenemos que hablar, tratar de hacerlo entender que ahora todos quieren estar con el campeón (ligero) y que son un montón de personas que ahora lo están malaconsejando.