“Los medios electrónicos y la cultura de masas han cambiado nuestra forma de leer y de representar el mundo.” Los reality shows, las telenovelas, los videoclips, los mensajes publicitarios, cierto tipo de cine y otros exitosos productos han consolidado una forma de contar emblemática de un mundo que privilegia la forma por encima del contenido, o mejor: un mundo donde el contenido ha sido sustraído en favor de la forma.

Éste fue el planteamiento de la escritora Rosa Beltrán durante su participación en el tercer Simposio Internacional Filosofía (s) y Sicoanálisis, inaugurado anteayer, cuyo tema-título es (Con)fines del arte.

Beltrán puso de ejemplo de su afirmación una emisión del programa El show de Cristina en la que María Evelina Cardoso, mujer de edad indefinible, con sobrepeso, tímida aunque ajada, modosa pero nerviosa, salida de unos cuarenta y tantos infiernos ha pedido por escrito su deseo: quiere una ovación cerrada.

En plan de hada madrina, Cristina concede el deseo: prepara un estadio en Miami con reflectores especiales, y con 15 mil voluntarios que a una señal comenzarán a aplaudir sin detenerse durante cinco minutos.

Aplauso vacío

María Evelina –describió Rosa Beltrán en su ponencia, titulada El relato sin historia: los medios electrónicos y la literatura– sale enfundada en un vestido de lentejuelas rojas, gorda y brillosa, como una foca bordada, muy maquillada, muy peinada de chongo y, de pronto, irrumpe triunfal. Es decir, sale como puede a escena, mira a Cristina, ve la señal, el público empieza a aplaudir y ella agradece, humilde, con las manos cruzadas en el pecho, como ha visto hacer a otros, después levantando un brazo en señal de victoria.

Todo parece auténtico: el aplauso del público, la emoción de la invitada y de la anfitriona. Sólo que a uno le aplauden por algo. Un aplauso es un símbolo y aquello que el aplauso representa es lo que no está aquí. En cierta forma se trata de un aplauso vacío.

No hay razón alguna detrás del aplauso: “y ése es el sentido. Es ahí donde radica la novedad. Ver televisión puede ser algo frívolo, ver ese tipo de programas de alto rating sin duda lo es. Pero ahondar en el significado de una escena como ésta, en cambio, no es algo fútil.

“Nos lleva –añadió la también titular de la Dirección de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)– a una reflexión sobre los modos en que los medios electrónicos y la cultura de masas han cambiado nuestra forma de leer y representar el mundo.”

Relato sin historia

En escenas como la descrita en su ponencia (que forma parte de un libro de próxima aparición), Rosa Beltrán encuentra el relato sin historia.

Estas imágenes, las de la publicidad, los videojuegos y ciertas películas, son un infinito periódico, en el que cada cambio de canal o de programa termina un ciclo y recomienza otro básicamente igual, pero con variantes.

El sueño compartido por Evelina con el público sólo demuestra que se puede tener un sistema narrativo sin tener historia, y sin que lo que ocurre a nivel de la trama tenga sentido.

Se trata de un significante sin referente, sin un contenido.

Tres mesas, hoy

Durante el primera mesa de trabajo del simposio, en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, Antonio Marino se refirió en su turno a los límites de lo humano en la literatura de Primo Levi; el crítico de cine Jorge Ayala Blanco habló de Los confines del cine actual y Carlos Narro de Liberar al cine del teatro y la literatura.

El simposio fue inaugurado por Gloria Villegas, directora de la Facultad de Filosofía y Letras, y por Sealtiel Alatriste, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM.

La primera mesa de este jueves empezará a las 9:30 de la mañana y tendrá como participantes al documentalista Carlos Mendoza, director del canalseisdejulio; al catedrático de la Universidad de Deusto (Bilbao) Patxi Lanceros y a Víctor Gerardo Rivas.

En la segunda mesa intervendrán Vicente Quirarte, Gerardo de la Fuente, Leticia Flores y Crescenciano Grave; en la tercera, Felipe Coria, Fernando Bayón, Silvia Durán y Alfonso Herrera.

(El simposio concluye hoy con tres mesas.)