La obra Boris Godunov recrea la toma del teatro Dubrovka en Moscú, hace siete años
Viernes 25 de septiembre de 2009, p. a12
El teatro Metropólitan fue secuestrado por 41 actores de la compañía catalana La Fura dels Baus, quienes con rifles de asalto kalashnikovs, escopetas, colts, berettas y 45 milímetros sometieron a los 4 mil 500 asistentes que se dieron cita para ver la obra Boris Godunov, quienes por una hora 45 minutos se enfrentaron a la experiencia que vivieron en 2002 los 900 asistentes del teatro Dubrovka de la ciudad de Moscú, cuando terroristas
chechenos tomaron el inmueble y exigieron la salida del ejército ruso de su país.
Tiempo de plomo
La tragedia, convertida en ficción, comenzó pasadas las 20:30 horas, cuando las luces se apagaron y el sonido comenzó a reflexionar en la curvatura del tiempo: Cuando se está libre, tres días pasan rápido, pero cuando se está secuestrado el tiempo se arrastra, se detiene
; inmediatamente, 41 encapuchados asaltaron el Metropólitan y plagiaron a sus asistentes. El miedo se pudo oler en el ambiente, mientras se pronunció: A partir de este momento son nuestros rehenes. Nadie puede salir del teatro, hasta que su gobierno abandone nuestro país, así que pueden permanecer horas, o días eso dependerá de sus políticos
.
Mientras, en el escenario los siniestros políticos zaristas complotaban en los pasillos para impedir que Boris Godunov tomara el control de Rusia, pero hasta ahí llegó el tentáculo de la acción terrorista y comenzó a alternarse con la obra de Pushkin.
Los encapuchados colocaron en el teatro explosivos para después advertir: los dejaremos hacer una llamada, pero después les quitaremos sus teléfonos celulares
. El público se convirtió en involuntario actor al tiempo que los terroristas lo interpelaban: ¿Qué me ves idiota? Morir no es lo peor que te puede pasar... No vamos a salir con vida de aquí... A los políticos no les importa toda esta gente
.
En la pantalla-biombo se proyectaban las imágenes de los políticos rusos y chechenos que discutían las acciones para zanjar la crisis; lo primero fue enviar una mediadora, expuesta por su poca congruencia con la causa perseguida por los terroristas: ¿Tú que has hecho por la causa? No vamos a liberar a nadie, este es nuestro primer paso, ¿cuál es la respuesta del gobierno? No somos terroristas, estamos haciendo un acto de defensa... no nos planteamos la derrota como alternativa
. Y la respuesta de la mediadora: El fin no justifica los medios; el fin debe ser tan justificado como los medios... conozco a los de tu clase... suelten a algunos como primer paso de buena voluntad
.
En el segundo día, disparos esporádicos hacen segregar la adrenalina al público; sacan un cadáver del inmueble. Indistintamente, la obra de Boris Godunov continúa, así como la discusión política de las acciones a seguir: No hay qué ver cuántos morirán, sino cuántos rehenes vamos a salvar
.
Y como al inicio, el tiempo pesó como plomo, el ánimo y la conciencia de los terroristas
hicieron explosión y la situación se convirtió en un frontón de recriminaciones y reproches. La mediadora tampoco pudo hacer nada. Día/minutos que se comvirtieron en pesadilla con ejecusiones y ultimátum: Si las tropas no abandonan sus posiciones en nuestro país, mataremos un rehén cada media hora... Eso es todo lo que conseguiste con la liberación de algunos poco presos
.
En el día tres se escucha: Óscar, están entrando; Óscar, están aquí
, varias detonaciones y después todo fue silencio.
Boris Godunov de La Fura dels Baus más que una obra interpelativa/interactiva con metateatro hiperrealista es exactamente una experiencia/enfrentamiento directo con el miedo absoluto del terrorismo.
El asalto de La Fura dels Baus con su Boris Godunov al teatro Metropólitan se repetirá los próximos 25, 26 y 27 de septiembre y primero, 2, 3 y 4 de octubre; boletos en los lugares de costumbre.