La entidad sufrió un recorte de 3 mil 100 millones de pesos
En respaldo a los recientes reclamos del rector de la UNAM, el mandatario estatal aseguró que cualquier acción que reste fortaleza a las instituciones de educación superior o que no vaya en el sentido de hacerlas crecer, no se justifica
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Lunes 28 de septiembre de 2009, p. 8
Durante el proceso electoral reciente se minimizó la grave crisis económica del país y su natural repercusión en las finanzas estatales. Una vez transcurridos los comicios afloró el tema y vino el ajuste obligado
, que en el caso de Nuevo León se tradujo en un recorte de 3 mil 100 millones de pesos en las participaciones fiscales y 600 millones más de ingresos propios del estado, declaró el gobernador Natividad González Parás, quien dentro de una semana concluirá su gestión.
Admitió así que la mayor parte de la deuda (65 por ciento) contratada por su administración en las semanas recientes fue para suplir la insuficiencia de recursos por la merma en las participaciones fiscales de programas que estaban ya en marcha o que se habían realizado porque estaban en el presupuesto desde el año pasado, cuando no se tenía, además, un escenario de crisis presupuestal. El resto fue para financiar proyectos que tienen un valor estratégico para Nuevo León, entre los cuales están sobre todo los de carácter social
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En una entrevista con La Jornada realizada al día siguiente de la lectura de su último informe de gobierno, González Parás defendió la viabilidad de la universidad pública. Su sumó a reclamos como el realizado hace unos días por el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro, para que se les otorgue mayor financiamiento. Cualquier acción que les reste fortaleza o que no vaya en el sentido de hacerlas crecer, no se justifica
, resaltó.
Finanzas sanas
–Usted afirma que la entidad tiene finanzas sanas, pero la oposición ha criticado las deudas que su gobierno contrajo.
–Las finanzas sanas existen cuando hay equilibrio entre ingresos y egresos, cuando las calificadoras internacionales otorgan una buena evaluación a los activos de un estado y cuando se utiliza adecuadamente el crédito para realizar inversiones estratégicas. Y ese es el caso de Nuevo León.
En los momentos de dificultad, como sucede con las empresas, pues en parte se resuelven con financiamiento o con restructuración del mismo; ante la crisis económica y por ende presupuestal, acudimos al crédito para resolver ese problema transitorio y para fincar inversiones estratégicas que le están redituando al estado.
–¿Pero sí deja, como se dice, un lastre en esa materia a la siguiente administración?
–Pues no, porque ahí están las cuentas del equilibrio de las finanzas. Cuando entré de gobernador se tuvo que solicitar un crédito para poder dar el paso a la transición de alrededor de mil 800 millones de pesos en un periodo de tres o cuatro semanas de diferencia, el cual utilizamos sólo para concluir las obras que la administración anterior detuvo, porque las congeló un año antes de terminar su gestión y nos dejó no sólo la responsabilidad de obras nuevas, sino de culminar otras.
Entonces no había crisis económica y el nivel de deuda directa de Nuevo León era de 7 mil millones de pesos. Hoy estamos dejando poco más de 8 mil millones de pesos, pero con una diferencia muy grande: los ingresos son 75 por ciento más de los que había en aquel momento.
–¿Cómo pudo ocurrir que casi de un día para otro ya no hubo dinero en el gobierno federal para cumplir con las transferencias fiscales a los estados?
–Es evidente. Se atravesó un proceso electoral, pero se estuvo minimizando el impacto de la crisis.
–¿Se postergó reconocer su gravedad?
–Sí, y pasando la elección, entonces afloró el tema y eso generó un ajuste obligado, que en el caso de Nuevo León dejamos de recibir, de lo que ya teníamos presupuestado, alrededor de 3 mil 100 millones de pesos de participaciones fiscales y 600 millones de pesos de ingresos propios.
Pero está además otro reto, el de la acelerada migración hacia el estado en los años recientes, que ha obligado al gobierno a responder, entre otros ámbitos, en el sector educativo con miles de niños que han llegado con sus familias.
–¿En qué medida ocurre este fenómeno?
–Sólo en inscripción extemporánea tardía del año pasado y éste, son 60 mil nuevos niños, a los cuales les hemos tenido que habilitar rápidamente espacios escolares. Una buena parte proviene de otros estados y los demás corresponden a la movilización hacia la parte periférica de Monterrey. El estado es primer lugar nacional en viviendas, con 300 mil en mil nuevos fraccionamientos en los pasados seis años. ¡Imagínese la presión de infraestructura de servicios!
–¿Insiste en su convicción de que la entidad saldrá de la crisis?
–El estado ofrece ventajas comparativas de las más demandadas en estos momentos: capital intelectual, especialización en áreas del conocimiento, logística, proveeduría amplia a precios accesibles y una ubicación estratégica.
En la crisis global, muchas corporaciones se han movido a lugares donde pueden bajar costos y siguen en la búsqueda del mercado de Estados Unidos. En ambos casos la entidad será un gran atractivo, y lo veo desde la perspectiva de lo construido en estos años y los propios datos estadísticos, porque tiene el primer lugar en recuperación del empleo a escala nacional.
–En ese escenario, ¿qué rol ha jugado la educación superior en Nuevo León?
–La universidad pública no sólo es viable, sino que se ha convertido en el eje estratégico para la transformación de la sociedad y para ubicarla en las nuevas dimensiones de la economía del conocimiento y de la ciencia.
–Entonces, ¿es válida y justificable la lucha por impedir que se les recorte presupuesto a esas instituciones?
–Obviamente. La universidad es prioritaria en la vida de un país. Muchas de las transformaciones que necesita México, como lo hemos evidenciado aquí en Nuevo León, se harán si se coloca a la academia como factor protagónico.
“La universidad –particularmente la pública– es la vía para tener igualdad de oportunidades en la vida y es una instancia de pensamiento crítico, propositivo y apartidista y, lo más importante, es motor fundamental de los procesos innovadores y de transformación del país”.
–¿Qué opina de quien ha calificado a las universidades como entes improductivos?
–Que es un error. Quien piensa así debiera saber que es totalmente lo contrario: es lo más productivo que puede tener un país, lo más importante. Aquí en Nuevo León le hemos dado su lugar a la universidad –a la academia pública y privada– y eso nos ha permitido avanzar enormemente.