Morelia, Mich. 6 de octubre. El Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) es detonador, impulsor y promotor, pero tiene que estar sano, porque es un espacio estratégico. Por eso, es un enorme privilegio para la comunidad que no se vaya a afectar su presupuesto, al menos el que tuvimos el año pasado. Estamos contentos por el respaldo que hizo público Consuelo Sáizar (titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, CNCA, del que depende el instituto) y la garantía del presidente Felipe Calderón de que no se recortará su presupuesto para 2010. Entienden la importancia de una industria como la cinematográfica, expresó en entrevista Marina Stavenhagen, quien se encuentra en el festival de cine de Morelia para respaldar la producciones del instituto.

Lo más importante, comenta la también guionista, es que hay que ser cuidadosos con el gasto, tanto los funcionarios y como la comunidad, porque es un privilegio en estos tiempos que se haya revertido el recorte, considerando la crisis económica que vive el país.

Señal positiva

Tenemos que tomar en cuenta la responsabilidad de que se nos haya garantizado los recursos para el Imcine. La comunidad artística no puede vivir en una burbuja presupuestal ajena a la realidad del país, y confío en que se entenderá que se debe trabajar con el doble de austeridad. Pero es una señal enormemente positiva y que confirma lo que ya existía, porque hay que decir que en los años recientes el presupuesto para la institución ha crecido, aseguró.

“Este año –dijo Stavenhagen– tuvimos recursos extraordinarios para diversos proyectos, como la producción de los cortos del bicentenario (se trata de cineminutos que a partir del 16 de octubre y durante todo un año aparecerán antes de las películas en las salas), o el de formar auditorios. Hablamos de lo que arrancó hace tiempo: llevar el cine a los estratos populares.

Mediante camiones equipados con pantallas inflables, sillas y el apoyo de los institutos de cultura regionales, se llevan ciclos de películas mexicanas a los municipios más marginados del país (la primera etapa llegará a 50). El proyecto, que continuará al menos hasta el año próximo, cuesta alrededor de 4 millones de pesos. Lo más importante es llevar el cine a todos lados. Necesitamos trabajar más en recuperar al público popular.

En opinión de la titular del Imcine, el anuncio significa que hay voluntad política para consolidar lo que ya se ha ganado, y nos corresponde a nosotros y a la comunidad vigilar, cuidar y estar al tanto para que ese recurso se utilice de la mejor manera. Reitero: el privilegio de que no haya recortes en el área cinematográfica es algo que debemos tomar en cuenta con rigor, cerrando filas. Es un indicador del interés del gobierno por definir qué es para ellos el cine. Porque éste le ha dado mucho al país, es su gran embajador. Sin contar que puede ser la sanación de un tejido social mermado, tiene que ser un actividad prioritaria, ya que el consumo cultural es el bálsamo para el alma que necesitan los pueblos.

Para Jaime Romandia, productor de cintas como Luz silenciosa, Japón y Los bastardos, entre otras, si la titular del CNCA se comprometió públicamente, se tiene que cumplir. Cuando anunciaron el recorte, los productores sentimos un poco de desaliento, pues ya son muchos años de pelear para que se mejoren las condiciones del sector, como para que ahora los bajen. Hay que tomar en cuenta que los cineastas mexicanos le han dado más al país. Muchas cintas, que son apoyadas por el Imcine, nos representan en el mundo y son vitoreadas. Mutilar así, sobre todo con ese porcentaje, parecía un acto insensible que daba desilusión, aunque estábamos dispuestos a hacer todo lo posible por obtener respeto.

El comunicador Javier Solórzano afirmó: “El gobierno debe definir sus prioridades. Con el 2 por ciento va tapando las coladeras, lo que se vuelve un problema enorme. Tiene que definir lo que quiere hacer con el cine, en términos de inversión. Dejar que lo hagan quienes lo saben hacer y entender que es prioridad para el país.

Si no lo define como aparato importante para la sociedad se va a arrepentir, porque sería olvidar que el arte es una expresión espiritualmente necesaria para el ser humano.

Solórzano estuvo en la presentación del documental Elvira, dirigido por su hijo, Javier Solórzano Casarín, que trata sobre una indocumentada a la que el gobierno estadunidense quiere deportar.