Lustre y sabor
na ola de reivindicaciones culinarias y autóctonas recorre México y estremece al mundo. En busca de impedir que se pierdan las esencias y el motivo de ser de varias entidades federativas, sus gobiernos se empeñan en proteger lo que les da lustre y sabor. Comencemos con la primera reivindicación, picante cual más: la denominación de origen del chile habanero, asunto que estuvo a punto de crear serios problemas, pues Yucatán quería aparecer como sitio originario exclusivo, en tanto que ese mismo orgullo lo reclamaban, unidos, Campeche y Quintana Roo. Finalmente se impuso la sensatez y los tres figuran ya como origen de ese preciado alimento. Si le dicen que el picante habanero proviene de Asia, no lo crea.
Luego aparece el reclamo para obtener la denominación de origen para la cajeta, pues somos el único país donde se elabora dicho manjar con leche de cabra. Esa leche no se descrema ni se refrigera antes de someterla al proceso para obtener la cajeta. Si en otros países prueba usted una cajeta elaborada localmente, se trata de un producto pirata. Tenga cuidado.
Luego de resolver los problemas agropecuarios de Oaxaca, sus gobernantes dedican todo su esfuerzo a obtener la denominación de origen para la tlayuda, la que mide 30 centímetros y se hace con maíz tipo bolita. Según Víctor Hernández, director de agroindustrias en Oaxaca, la denominación de origen será un trampolín para que las tlayuderas incrementen las exportaciones a Estados Unidos y otras naciones
. De paso, se evitará que otros países digan que hacen tlayudas
. Resulta que en el vecino país del norte se elaboran y venden tlayudas, pero con otro tipo de maíz y hasta transgénicos. Esas son sólo tortillas grandes, no las auténticas
, expresó Hernández. Cada año se exportan al mercado de la nostalgia
estadunidense un millón 200 mil tlayudas auténticas.
Trascendental califican en Yucatán la lucha por lograr la denominación mundial de origen para la guayabera, prenda indispensable para los habitantes de ese estado. Hace dos siglos la usaban únicamente los integrantes de la casta divina. La adquirían en sus viajes a Cuba. El siglo pasado comenzó a fabricarse en Yucatán. La auténtica no es una prenda al alcance del común de la población porque su elaboración manual y el material que se utiliza, algodón y lino, hace subir su precio. Pero la camisa característica de esa entidad está amenazada ante la invasión de guayaberas elaboradas en China, que las vende a bajo precio en el mercado mundial desde hace 20 años. Las han perfeccionado al grado de que se parecen a las elaboradas en Yucatán. El asunto es tan grave que el senador Cleominio Zoreda propuso un punto de acuerdo en el Senado (donde ya agotaron la agenda legislativa) para proteger esa joya del buen vestir.