Moscú, 12 de octubre. El Kremlin recibió dos noticias este lunes: la buena y esperada es que el partido oficialista, Rusia Unida (RU), arrasó en los comicios municipales del domingo en 75 de las 83 entidades federales, y en las parlamentarias de tres regiones: Moscú, Mary El y Tula. La mala y no menos previsible, es que eso no significa nada en términos de aprobación de sus políticas en las urnas, por la bochornosa forma en que se consiguió el triunfo.

Las cifras impresionan: el oficialismo –según el conteo preliminar– obtuvo cerca de 80 por ciento de los votos en los municipales y 77 por ciento en los regionales. Detrás de los números, la realidad es que, al modificarse la legislación electoral (antes para considerar válida la votación era indispensable una participación de la mitad más uno del padrón), esa victoria está legitimada por apenas una tercera parte de los electores que acudieron a las urnas, en tanto el resto –más de dos terceras partes– prefirieron no votar.

Y no lo hicieron porque hace tiempo que los comicios en Rusia, según denuncia la oposición, se han vuelto una simple formalidad, por no decir farsa.

Niegan registro a candidatos

Con los pretextos más absurdos, las autoridades negaron el registro a casi todos los candidatos de oposición, en tanto los candidatos oficialistas se beneficiaron del ya tradicional arsenal de recursos de manipulación y alteración de resultados.

En Moscú, por poner un solo ejemplo, de acuerdo con el testimonio de Andrei Kliukin, (ex) militante del oficialista RU que se hastió de la política tras servir ayer de observador en el distrito moscovita de Ziablikovo, “trabajadores indocumentados de Uzbekistán y Kazajstán, en grupos de cinco o seis en cerca de unos 35 coches, con sólo mencionar la contraseña ‘Luzhkov’ (apellido del actual alcalde) obtenían boletas y llegaron a votar hasta 60 veces” en numerosas casillas del distrito, a cambio de 2 mil rublos que se les prometió entregar al término de la jornada electoral.

Esa maquinaria de manipulación electoral, sin embargo, puede reventarse en 2012, a la hora de postular candidato a las presidenciales, en caso de que no logren establecer nuevos equilibrios los grupos de poder que están detrás de los integrantes del actual tándem gobernante –el presidente Dimitri Medvediev y el primer ministro Vladimir Putin–, aparte de que dos tercios del electorado podrían, por fin, empezar a ejercer su derecho a votar.