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Debemos tener el valor de jerarquizar los recursos y no destinarlos a mantener privilegios

La de LFC, decisión difícil; no se tomó en décadas sabiendo que era correcta: Calderón
 
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de octubre de 2009, p. 12

Huatlatlauca, Pue., 13 de octubre. El cierre de Luz y Fuerza del Centro fue una decisión difícil pero correcta, aseguró el presidente Felipe Calderón al sostener que prefiere destinar dinero a 25 millones de pobres que a las prestaciones y privilegios de 44 mil personas.

Al día siguiente que el dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, lo retó a debatir sobre la extinción de la paraestatal y el despido de sus 44 mil empleados, Calderón endureció su discurso señalando que la prioridad de su gobierno es beneficiar a los pobres de México que no tienen voz, no tienen manera de presionar, no tienen grupos de poder.

Sin mencionar al SME repitió en varias ocasiones los argumentos conocidos y utilizados en contra de ese gremio, al señalar que debemos tener el valor de jerarquizar los recursos públicos, que son pocos, y no destinarlos a mantener ineficiencias, privilegios, gastos desmesurados. La misión del gobierno, añadió, es administrar con austeridad y con eficiencia sus empresas, y eso es lo que estamos haciendo.

Junto con Mario Marín, el gobernador priísta conocido como el góber precioso por las grabaciones que lo involucran en la detención ilegal de la periodista Lydia Cacho, el Presidente hizo una rápida visita a la capital poblana y al municipio de Huatlatlauca, en la región mixteca.

En ambos puntos si bien cuestionó los privilegios de los empleados de LFC, también aseguró que los ha atendido con justicia, con responsabilidad y que respeta íntegra y pulcramente todos sus derechos, ofreciéndoles indemnizaciones por encima de la ley.

¡Gracias, doctor Valdemar!

En la apertura del hospital general de zona número 20 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Presidente elogió a Valdemar Gutiérrez, líder del sindicato del IMSS, porque sin los acuerdos alcanzados, en particular en el ámbito laboral (que recortaron las pensiones de sus trabajadores), la institución seguiría entrampada.

En medio del conflicto con el SME, alabó al sindicato del IMSS porque estableció una relación constructiva y de cooperación con el gobierno federal. Muchísimas gracias, doctor Valdemar Gutiérrez, expresó al también diputado del PAN, quien estaba presente.

En su intento por justificar con planteamientos económicos el decreto que puso fin a LFC el sábado pasado, señaló que con el subsidio que se le otorgaba, de 42 mil millones de pesos al año, se hubieran podido hacer cada año 90 hospitales como el que inauguró este día.

Calificó esta decisión como compleja y difícil, razón por la cual dijo que quizá no se había tomado en varias décadas sabiendo que era la determinación correcta. Puntualizó que en la medida en que enfrentemos nuestros problemas sin evadirlos, por muy difíciles que sean y costosas sus consecuencias, será mejor el país.

“Frente a esos problemas –añadió– no puede tener cabida ni ineficiencia, ni las visiones patriomonialistas ni el descuido en el manejo de los recursos públicos o de los bienes que no son de un grupo, sino de todos los mexicanos”.

No los invitaron o qué

Luego, Calderón y Marín entregaron obras en la región mixteca, de la que es oriundo el gobernador poblano. Ahí, el Presidente se enteró que los habitantes del pueblo de Emiliano Zapata, beneficiados con un nuevo sistema de alcantarillado, no pudieron ingresar a la ceremonia a causa de las medidas de seguridad.

No sé si haya gente de Emiliano Zapata en esta reunión, exclamó, y al ver que nadie respondía, preguntó: no los invitaron o qué, y fue cuando la gente empezó a gritar: no los dejaron entrar. Por eso, ordenó a uno de sus ayudantes del Estado Mayor Presidencial verificar la situación, pero transcurrieron los minutos sin que aparecieran los de Emiliano Zapata.

Frente a los campesinos, volvió a pedir al Congreso de la Unión que tome una decisión difícil y apruebe su propuesta de reforma fiscal, la cual incluye el cobro de un impuesto de 2 por ciento, ya que beneficia a la gente más pobre.

Así, a cada señalamiento que Calderón hacía sobre el dinero que entregaría a los pobres, se escuchaban aplausos y gritos como bravo, bravo y ¡Felipe, Felipe!