Los delincuentes derriban un helicóptero; incendian ocho autobuses en la zona norte
Domingo 18 de octubre de 2009, p. 21
Río de Janeiro, 17 de octubre. Al menos 12 muertos y varios heridos provocó hoy un violento enfrentamiento entre policías y narcotraficantes en una favela de Río de Janeiro, en el que un helicóptero fue derribado por los delincuentes.
Los disturbios, en los que según las autoridades ocho autobuses fueron incendiados por presuntos traficantes y seis oficiales de policías resultaron heridos, ocurren a solamente dos semanas de que se escogió a la ciudad brasileña para organizar los Juegos Olímpicos de 2016.
El helicóptero, en el que viajaban seis funcionarios de la policía, cayó cuando su piloto recibió un disparo en la pierna mientras sobrevolaba la favela Morro dos Macacos, en la zona norte de la ciudad, donde la policía acudió a sofocar un tiroteo entre bandas rivales, dijo el comandante Oderlei Santos, de la policía militar.
A pesar de estar herido, el piloto consiguió aterrizar la nave en una cancha de futbol pero el aparato estalló en llamas poco después, lo que provocó la muerte de dos policías y dejó heridos a los otros cuatro miembros de la tripulación –entre ellos al piloto–. Uno de ellos está grave.
Los 10 supuestos narcotraficantes perecieron a manos de la policía y en la balacera entre los grupos rivales, cuatro residentes fueron heridos por balas perdidas.
El secretario de seguridad del estado de Río de Janeiro, José Beltrame, señaló que los miembros de las pandillas incendiaron un total de ocho autobuses en la zona norte, en un aparente intento de distraer la atención de las fuerzas de seguridad.
Las autoridades dijeron que la situación está bajo control y que 3 mil 500 miembros de fuerzas de seguridad habían sido destinados para reforzar las áreas afectadas y capturar a los criminales.
La ciudad, al lado del mar y en donde habitan 6 millones de personas, es una de las más violentas del mundo, con enfrentamientos casi todos los días entre la policía y bandas fuertemente armadas, que controlan muchas de las casi mil favelas que rodean Río.