En breve empezará a recabar firmas para amparos individuales contra la extinción de LFC
Rechazan propuesta oficial de que acepten liquidación y luego se negocien opciones de empleo
“Es como quien dice: ‘primero mátenlos y luego virigüen’; aquí nadie se raja”, aseveran
El sindicato tiene 95 años de existencia; vergüenza sería no defenderlo, advirtieron trabajadoresFoto Francisco Olvera
Domingo 18 de octubre de 2009, p. 3
Los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) rechazaron la propuesta gubernamental de que primero acepten su liquidación y luego se negocien opciones de empleo.
Este fin de semana los más de 60 mil trabajadores en activo y jubilados afiliados al sindicato realizarán asambleas departamentales para definir la estrategia a seguir.
La próxima semana el SME empezará a recabar firmas para interponer amparos individuales contra el decreto presidencial que ordenó la extinción de Luz y Fuerza del Centro (LFC).
Además promueven una estrategia legislativa para avanzar hacia la presentación de una controversia constitucional contra la medida dispuesta por el Ejecutivo federal.
Aguantamos. Estamos en pie de lucha
, fue la expresión constante de los sindicalizados durante las prolongadas asambleas de ayer.
Ha pasado una semana desde que los trabajadores de LFC fueron sorprendidos con la ocupación de la empresa por fuerzas federales y con el decreto de extinción de su fuente de empleo.
Dos semanas sin ingresos
Este martes cumplirán dos semanas sin recibir salario porque la acción gubernamental fue el sábado pasado, casi a la media noche, y ellos debían cobrar su sueldo semanal tres días después.
La vida les ha cambiado. Ahora se reúnen en torno a su sede sindical, en la colonia Tabacalera, para recoger miles de volantes –a distribuir en las delegaciones y municipios de la zona centro del país– en los que informan acerca de la ocupación y el desalojo
de LFC y del despido de más de 43 mil trabajadores en activo.
Es mediodía del sábado. Los auditorios están atiborrados, tanto el del edificio antiguo como el del nuevo, inaugurado apenas en abril del año pasado.
Ambos inmuebles del SME están separados por algunos metros, y en el corredor del Monumento a la Revolución a Insurgentes se ven las hileras de electricistas a la espera de instrucciones del plan de acción de resistencia.
Unos sentados en las banquetas, otros de pie, escuchan decenas de discursos de electricistas que tratan de motivar a sus compañeros para que no se rindan.
En la entrada del edificio antiguo está el llamado a llevar víveres a los tres centros de acopio: Azcapotzalco, calle Salomón 312, colonia Electricista; Coapa, calzada del Hueso 381, colonia Girasoles, y en la escuela técnica del SME, Lisboa 46, colonia Juárez.
A un lado de la convocatoria, hay una cartulina amarilla en la que se lee: A reunir frijol y huevos. ¡Muchos huevos! La lucha apenas comienza
.
Sergio, trabajador de cables subterráneos con 24 años de antigüedad en el empleo y 44 de edad, forma parte de la franja de electricistas que estaban cerca de llegar a la jubilación. Ahora está desempleado, y su eventual pensión por vejez la recibiría hasta dentro de dos décadas.
Ya no hay dinero en la bolsa, pero afirma que él, como la mayoría de sus compañeros acostumbrados a la rudeza del subsuelo, resistirá.
Sergio es de los trabajadores que deberá sustituir la Comisión Federal de Electricidad con personal subcontratado, porque esta paraestatal, afirma, no tiene cables subterráneos ni personal que viva con el nivel de estrés que provoca el riesgo eléctrico sumido en una coladera (pozos de visita, les llaman), y trabajar entre ratas, cucarachas, aguas negras y perros muertos.
Aguantamos. Estamos molestos porque se pasaron nuestro contrato colectivo (con vigencia 2008-2010) por el arco del triunfo.
Es la hora de la comida. Al antiguo edificio del SME llega una señora con tres cazuelas llenas de salchichas con rajas y arroz, así como tortillas y agua de naranja. De inmediato, se hace la fila para echarse un taco
. Al lado, una trabajadora de LFC hace una pausa para comer y deja a un lado la pila de volantes que va a repartir en las inmediaciones de La Merced.
–Dice el gobierno que primero acepten su liquidación y luego negocian –se le plantea.
–¡Claro que no! Es como quien dice: ‘primero mátenlos y luego virigüen’. Aquí nadie se raja. Aquí seguimos hasta el final. El SME tiene 95 años de existencia, vergüenza sería no defenderlo. Vamos a seguir, aunque comamos frijoles y arroz. Aquí estamos de pie.