Miércoles 21 de octubre de 2009, p. 3
Noche guanajuatense, negra noche de perros,
            
            la pezuña hendida te calibra y te pesa,
            
            las apuestas se abren en las cartas de juego
            
            y El Incendio retumba.
            
            Noche de lampareo, negra noche sin luna,
            
            Dondequiera tus huellas se marcan y se esfuman.
            
            Los insomnes dictados de tu dios escondido
            
            a la plática llegan.
            
            Ah, ebrio iluminado, tu mirada se abisma,
            
            te hinca y te sostiene lo que solo tú ves.
            
            En los muros sin tiempo la serpiente se enrosca,
            
            Caen en lenta cascada los cabellos de Eva
            
            y el danzón da la clave del giro y el traspié.
En 1975, luego de una de sus visitas a la cantina El Incendio, Elsa Cross escribió este poema. Como paréntesis, el lugar también es conocido como el FBI (Fabuloso Bar El Incendio)
 
       
	
       
 
     










 
      
	          
	       