La escritora británica Doris Lessing cumple 90 años
Desde que gané el Nobel no hago más que hablar, pero mi oficio es escribir
Miércoles 21 de octubre de 2009, p. 5
Londres, 20 de octubre. Doris Lessing se niega. Ya no quiere hablar del Premio Nobel de Literatura. Llama esa cosa
al galardón más importante de las letras, que obtuvo hace dos años.
Desde que lo gané no he hecho otra cosa que hablar, pero mi oficio es escribir
, señala Lessing en una conversación telefónica con Dpa.
La autora británica nunca dio mucha importancia a los premios y homenajes. Tampoco habrá una gran fiesta este 22 de octubre, cuando cumpla 90 años.
La gran señora de la literatura inglesa no disfruta el jaleo relacionado con su cumpleaños o el premio Nobel. También la afecta la edad. Cuenta que, tras sufrir un ataque de apoplejía, le cuesta concentrarse. Vive en el norte de Londres con su hijo, del cual debe ocuparse, dice.
Ya no puede escribir. Ya no tengo energía para eso, ya no puedo hacer las cosas que quiero
, afirma. También por eso, su libro Alfred y Emily, una historia sobre sus padres, será el último.
En realidad hay pocas personas con tanto para contar. La larga sombra de dos guerras mundiales, una infancia infeliz, matrimonios fracasados... la multifacética obra de Lessing está mayormente influida por sus propias experiencias.
Está marcada especialmente por su niñez en África, la vida de los señores coloniales británicos y el racismo. Su primer libro, Canta la hierba (1949), es también un drama sobre el amor entre blancos y negros y las leyes raciales infranqueables. Debido a sus críticas al apartheid y al régimen, no pudo viajar durante décadas a Zimbabue y Sudáfrica.
La escritora británica considera que es su deber provocar y denunciar las injusticias, frecuentemente de manera divertida.
Criticó al mundo literario, obsesionado con la fama, al enviar la ya famosa obra Los diarios de Jane Sommers bajo un seudónino a varias editoriales, que rechazaron el texto.
Rebelde desde niña
Doris Lessing era rebelde ya de niña, pero también profundamente infeliz.
Nació en 1919 como hija de un oficial colonial en Irán; luego la familia se mudó a Rhodesia del Sur, hoy Zimbabue. Su padre, un militar condecorado, administró allí sin éxito una plantación de maíz.
El padre estaba amargado y la madre frustrada por no poder vivir entre los salvajes
la fina vida inglesa en África.
Odiaba a mi madre
, dijo Lessing en una ocasión. Halló consuelo en la literatura, que devoraba con ahínco.
A los 19 años, se casó con el oficial colonial Charles Wisdom, con el cual tuvo dos hijos. Pero el matrimonio fracasó y Lessing abandonó a Wisdom y los niños, tema del cual no le gusta hablar. Frente a la pregunta de si se arrepiente de un matrimonio tan temprano, responde: La gente parece olvidar que en aquella época había guerra
.
Lessing buscó refugio en el movimiento comunista. Allí conoció al comunista exiliado alemán Gottfried Lessing, con el cual se casó en 1944 y le dio un hijo.
Pero también el segundo matrimonio fracasó y en 1949 Lessing se marchó a Londres junto a su hijo menor, Peter, y se dedicó allí a su carrera de escritora. Tras la invasión soviética de Hungría se apartó de los comunistas y los calificó de mojigatos.
El tema del comunismo también se encuentra en su principal obra, El cuaderno dorado (1962). El libro logró fama mundial como la biblia para feministas
. Sin embargo, ella nunca se unió al movimiento y siempre lo criticó.
Tras publicar La grieta, Lessing obtuvo, después de varias décadas en la lista de espera
, el Nobel de Literatura. Sin embargo, fue más bien un triunfo sobre quienes aseguraban que nunca obtendría el galardón porque la Academia no la soportaba.
Es inolvidable aquel día que Lessing sale despeinada y con bolsas de supermercado del taxi y los periodistas le informan del Nobel. Allí calificó el premio de royal flush (flor imperial), la combinación más alta del póker. Poco después lo llamó maldito desastre
.