El jefe de gobierno de la capital argentina, Mauricio Macri, involucrado en el escándalo
Un dirigente de la AMIA, un empresario y una jueza fueron afectados por los escuchas telefónicos
Miércoles 21 de octubre de 2009, p. 25
Buenos Aires, 20 de octubre. Una serie de allanamientos ordenados por la justicia en las oficinas del titular de la Policía Metropolitana, Osvaldo Chamorro, y de los ministerios de Justicia y Seguridad y de Educación del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, aportó pruebas para la investigación de una red de espionaje y escuchas telefónicas que afectó, entre otros, al dirigente de familiares y amigos de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) Sergio Burstein y al empresario Carlos Ávila.
La causa del espionaje, que se descubrió hace algunos días, involucra al jefe de gobierno de la ciudad capital, Mauricio Macri, de la derechista Propuesta Republicana, al ministro de Justicia y Seguridad Guillermo Montenegro y a otros funcionarios.
El juez ordenó pericias en las computadoras que se confiscaron en los allanamientos en la investigación por presunto espionaje, mientras diversos organismos sociales y políticos cuestionan la conformación de la nueva Policía Metropolitana, a la que Macri (ex presidente del popular club Boca Juniors) incorporó a ex policías y militares ligados con la pasada dictadura militar (1976-1983).
La oposición política en la legislatura de la ciudad convocó a una sesión especial para este miércoles, en la que se debatirá una posible interpelación a Montenegro y al ministro de Educación, Mariano Naradovski, por escuchas ilegales.
En este caso se espiaba y realizaba inteligencia contra los maestros de la capital federal, que realizaron protestas contra Macri.
Hace unos días también fueron allanadas las oficinas de la empresa de consultoría del ex comisario Jorge Fino Palacios, quien debió ser separado de la Policía Metropolitana por la acción popular contra su nombramiento.
Pero el ministro Montenegro está muy comprometido por la detención de un ex agente, Ciro James, quien estaba a punto de ingresar a la nueva fuerza de policía, y que está directamente involucrado en las escuchas telefónicas contra Burstein y Ávila.
Desde hace unas semanas el ex intendente de la ciudad Aníbal Ibarra, actual legislador de la oposición a Macri y quien lleva adelante varias denuncias en este caso, afirmó que “James, el agente de inteligencia que pinchaba los teléfonos, no sólo estaba estrechamente vinculado con Chamorro y el Fino Palacios, sino que también trabajaba para la Policía Metropolitana”,
En las investigaciones fueron comprobadas varias llamadas de este agente incluso desde “la ‘celda’ correspondiente al inmueble donde funcionan el Ministerio de Seguridad y la Policía Metropolitana” , dijo Ibarra.
También por estos días se encontró un micrófono en el despacho de la jueza María Servini de Cubría, lo que fue considerado por ésta una intimidación.
Pero la historia de vida del agente James lleva la trama hasta ex figuras del ejército, más específicamente del Batallón 601, famoso por sus trabajos para la pasada dictadura militar, como Jorge Raúl Zenarruza, y también a algunos hombres de fuerzas policiales en actividad.
El escándalo del espionaje en el que participan también ex funcionarios del gobierno del ex presidente Carlos Menem, como Miguel Ángel Thomas, a quien en su momento se vinculó con la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) –que ha sido ignorado por importantes medios de comunicación locales ligados políticamente con Macri–, puede llevar a este político a una difícil situación judicial.