La demanda de atención médica por influenza A/H1N1 rebasó desde el pasado lunes la capacidad de atención del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER). Con más de 30 pacientes intubados y más de 80 internados, el hospital empezó a transferir los nuevos ingresos al Instituto Nacional de Cardiología (INC), donde están disponibles cuatro espacios de terapia intensiva.

El INC y el Hospital Infantil de México Federico Gómez –ofreció seis camas de cuidados intensivos– son los únicos que hasta el viernes habían respondido a la petición de ayuda de la Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad.

Sin embargo, la situación que se vive en el INER no se refleja en las estadísticas oficiales, las cuales indican que los institutos nacionales de Ciencias Médicas y Nutrición (INCMN) y de Pediatría (INP) han atendido –cada uno– casi cuatro veces más enfermos de la nueva gripe que el INER.

En entrevista, Alberto Lifshitz, director de coordinación de los institutos, reconoció que hubo falta de coordinación, porque al principio de la pandemia los nosocomios reportaban todas las neumonías graves, fueran o no influenza. Después se modificaron los criterios para que únicamente notificaran los casos confirmados de la cepa A/H1N1. Entonces –dijo–, parecía que en Nutrición tenían más casos que en el INER, lo cual no ha sido así.

Hasta el 15 de octubre, el INCMN reportó haber atendido a 487 enfermos, de los cuales, en 393 se confirmó el nuevo virus. En Pediatría fueron 756 y 388, respectivamente, mientras el INER acumulaba cifras de 513 y 88.

De acuerdo con el funcionario, otro factor que influyó en el reporte fue que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que en el momento de la pandemia no es importante confirmar los casos, sino atenderlos. Y eso es lo que ha hecho el INER.

De hecho, no existe certeza sobre la cantidad de personas que contrajeron el nuevo virus porque, en general, ha prevalecido el criterio clínico, indicó.

En relación con el plan para enfrentar la pandemia de influenza A/H1N1, Lifshitz recordó que está prevista la suspensión de las cirugías programadas, lo que en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias ocurrió hace varias semanas. Otros hospitales están alertas ante la necesidad de hacer lo mismo y abrir sus espacios para los afectados por el nuevo virus.

Es el caso del INC, el de Neurología y Neurocirugía –que en principio no atienden casos de influenza–, cuentan con área de terapia intensiva. En caso necesario, se echaría mano de esos espacios, así como de los que todavía están disponibles en los hospitales General y Juárez de México, aseveró.

En cambio, el INCMN y el Hospital General Manuel Gea González prácticamente han ocupado las camas destinadas a la atención de enfermos de influenza A/H1N1.

Durante el pasado fin de semana, la situación en el INER fue de franca alarma, cuando el número de pacientes intubados llegó a 36, lo que de acuerdo con su personal, nunca había pasado en la historia del instituto.

Desde el primer periodo de transmisión de la influenza (abril y mayo), las autoridades del INER asignaron un pabellón de 30 camas para el internamiento de infectados. En el nuevo ciclo de contagio, que empezó en septiembre, se destinó un segundo pabellón con otras 30 camas. Ahora, ante el incremento en la afluencia de enfermos, en el instituto ya se piensa en la posibilidad de destinar un pabellón más.

Lifshitz comentó que derivado de la alta demanda de atención, el INER habilitó áreas de terapia intensiva en la zona de hospitalización, con personal entrenado para la atención de algunos de los pacientes que requieren ventilación mecánica para respirar. Destacó la importancia que ha tenido el instituto en el control de la pandemia. Es el que recibe más enfermos de influenza A/H1N1 dentro del sistema de salud, dijo.

Respecto a los recursos económicos que se asignarán a los hospitales e institutos que atienden a enfermos de influenza, comentó que durante el primer periodo de transmisión de la cepa A/H1N1, cada organismo se rascó con sus uñas y después les repusieron lo erogado. Para el nuevo ciclo –que ya empezó– será igual, apuntó.