Buenos Aires, 24 de octubre. Cerca de 40 mil argentinos desafiaron una lluvia, por momentos torrencial, para celebrar la noche del viernes el regreso a los escenarios porteños del legendario roquero Charly García, quien en su cumpleaños 58 ofreció un emotivo concierto como ceremonia de resurrección.

El esperado retorno de García tras 15 meses de un duro e intenso tratamiento de rehabilitación por adicciones a las drogas y al alcohol, colmó las expectativas de un público con ganas de corear clásicos en el recital más subacuático del mundo, según el artista.

Fuera lluvia, gritó Charly a poco de iniciado el show en el estadio de Vélez Sarsfield, frente a una multitud dispuesta a resistir las inclemencias del clima, que hicieron bajar la temperatura entre la tórrida tarde y la fría medianoche de la primavera sureña.

La tormenta obligó a desarmar las pantallas gigantes que estaban montadas a los costados del escenario, y a dejar de lado fuegos artificiales y otras promesas escenográficas.

Vestido con pantalón camisa y saco negros, que luego cubrió con un gran poncho claro, García se lanzó al ruedo con los temas El amor espera y Rap del exilio, para luego hacer estallar a los presentes con No soy un extraño y Cerca de la revolución.

Durante una hora y media, Charly y la sólida banda que lo acompaña desgranaron canciones –la mayoría clásicos–, mientras algunos relámpagos en el cielo plomizo iluminaban el estadio en el barrio de Liniers, en el límite oeste de Buenos Aires.

Tres veces salió al escenario, luego media hora más de música, y miles de personas entonando feliz cumpleaños, en una celebración de varias generaciones de fanáticos.

Animal aletargado

Carlos Negro García López en la guitarra; Fabián Zorrito- von Quintero en los teclados, e Hilda Lizarazu en el coro, así como los chilenos Antonio Toño Silva en la batería; Kiuge Hayashida en la guitarra y Carlos González Vázquez en el bajo, dieron la potencia y respaldo musical necesarios al concierto.

Charly García, en un momento del conciertoFoto Reuters

Quiero presentar a mi ídolo y maestro, dijo Charly cuando la llovizna se transformaba en aguacero.

Apareció entonces en escena Luis Alberto Spinetta, otra leyenda del rock argentino, para tocar a dúo Rezo por vos, tema que habían compuesto en los años 80 para un disco en conjunto que jamás se editó.

Un Charly aletargado en sus desplazamientos, producto de la medicación, se movió entre el micrófono y el piano, donde concentró su energía.

Este animal de escenario como se autocalifica, dirigió como maestro de ceremonias el multitudinario coro ubicado en el césped y las plateas, zonas bautizadas para la ocasión con algunos títulos de sus discos, como Clics modernos, Parte de la religión y Piano bar, entre otros.

“Say no more es impermeable”, ironizó García en alusión a la suerte de grito de guerra que creó y dio nombre a un disco grabado en 1996.

Una postura casi inocente frente a las rupturas de guitarras, los lanzamientos de micrófonos o las interrupciones abruptas de recitales, que en los últimos años caracterizaron al mentor de grupos míticos como Sui generis, La Máquina de hacer pájaros y Seru Giran.

No paraba de llover y pasaban canciones como Fanky, No te animás a despertar, Demoliendo hoteles, Promesas sobre el bidet, Adela en el carroussel y Canción de 2x3, eran coreadas por un público heterogéneo en edades.

No faltaron otros clásicos como Yendo de la cama al living, Buscando un símbolo de paz, No me dejan salir, Raros peinados nuevos, Hablando a tu corazón, Me siento mejor, y el más reciente, Deberías saber por qué, el cual ya se ha convertido en éxito.

Faltaron otros incluidos en cambio en los shows de Perú y Chile, con los que dio inicio a la gira Tengo que volverte a ver, que sigue en Montevideo, Quito, Guayaquil y Bogotá (14, 21, 25 y 28 de noviembre) y en Rosario (5 de diciembre).