Al concluir el 19 Encuentro Nacional de Comunicadores Católicos, integrantes de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación (Cepcom), de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), manifestaron que ante la crisis económica, que genera desempleo, hambre y desesperación, los medios de información pueden contribuir a mitigar esa situación apoyando mecanismos que promuevan la caridad y creando redes digitales que acrecienten la solidaridad humana, la paz, la justicia, los derechos humanos y el respeto a la vida.

Advirtieron: sería un error para la humanidad si los medios, que transmiten información de manera veloz y eficaz, no fueran accesibles a quienes ya están social y económicamente marginados, o si contribuyeran a acrecentar la distancia que separa a los pobres de las nuevas redes que se desarrollan al servicio de la información y la socialización humana.

Apuntaron que las nuevas tecnologías deberían ser potencializadoras de una globalización de la caridad, para hacer una distribución más equitativa de las riquezas que Dios ha puesto en el mundo para todos y no únicamente para el disfrute de unos cuantos.

En el encuentro, que se llevó a cabo esta semana con el lema Hacia una lectura cristiana del mundo, los miembros de la Cepcom, junto con los responsables de la pastoral de comunicación diocesana, expresaron que aunque el evangelio no ofrece criterios políticos o económicos, sí da luces sobre cómo se tiene que relacionar el hombre con el dinero y su utilización, porque no únicamente ve la inmediatez del hombre, sino su dimensión de eternidad y esperanza para la humanidad.

José Guadalupe Martín Rábago, arzobispo de León, lamentó que la economía suela moverse sin perspectiva de ética, lo cual ha llevado a una desigual distribución de los bienes. Durante una homilía en el encuentro deploró que el acaparamiento de dinero y poder sean los criterios que muevan la economía. Subrayó que despojar a ésta de criterios morales ha llevado al hombre a abusar de los instrumentos económicos, generando un mundo donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

El prelado sostuvo que la doctrina social de la Iglesia católica siempre ha sostenido que la justicia afecta todas las fases de la actividad económica y que la obtención de recursos, financiación, producción, consumo y todas las fases del proceso económico tienen ineludiblemente implicaciones morales, tal como estableció el papa Benedicto XVI en su encíclica Caritas in veritate.

Fustigaron que los criterios con que se mueve la economía global carezcan de perspectiva ética, y apuntaron que la intención no únicamente debe ser acrecentar la riqueza sólo por hacerlo, sino hacerla productiva en perspectiva social. Ese es el planteamiento que deberían hacerse, con responsabilidad, políticos, empresarios, obreros y campesinos.