Alcanza 48% en comicios de Uruguay; los opositores Blanco y Colorado suman 46%
Lunes 26 de octubre de 2009, p. 22
Montevideo, 25 de octubre. La fórmula del Frente Amplio (FA), integrada por José Mujica-Danilo Astori, se perfilaba esta noche como vencedora en las elecciones presidenciales celebradas este domingo en Uruguay con más de 48 por ciento de votos, pero al no lograr 50 por ciento más uno de los sufragios, según resultados preliminares, deberá ir a segunda vuelta el próximo 29 de noviembre. Contenderá contra los partidos tradicionales: el Nacional (Blanco) y el Colorado, cuya suma de votos alcanzaba más de 46 por ciento, los cuales anunciaron que se unirán en la próxima ronda.
Miles de manifestantes frenteamplistas estaban reunidos desde temprano en la rambla montevideana frente al hotel Columbia, donde estaba el comando electoral del frente; ahí, Mujica y Astori salieron a hablar a sus seguidores, que esperaban, evidentemente, festejar un triunfo en primera vuelta.
La hermosa causa del destino del pueblo uruguayo nos pide un esfuerzo más de 30 días de entrega de militancia, ya no por la bandera tricolor (del FA), sino ahora por la bandera de Uruguay
, declaró Pepe Mujica al reconocer que la contienda se definirá en segunda vuelta, en la que el vencedor sólo requerirá de mayoría simple.
El también ex guerrillero tupamaro, de 74 años, habló de la necesidad de dar continuidad a lo mucho que sembró este gobierno que se acordó de los olvidados
, y destacó que se avanzó en lo económico para distribuir riqueza.
El abanderado de la izquierda dijo además que hay 30 días de lucha pero no de odio: de altura, de compatriotas, porque hemos hecho una propuesta que mantenemos vigente más allá de cualquier resultado electoral. Somos de lucha porque nunca nadie nos ha regalado nada; vamos a demostrar que lo imposible cuesta un poco más (..) Nunca nos convencerán de que un pequeño país como el nuestro tiene que olvidarse de la diáspora. Este país necesita cerrar el pasado con justicia
.
Por su parte, el Partido Blanco, que llevaba la fórmula de Luis Alberto Lacalle-Jorge Larrañaga, estuvo por debajo de las previsiones de las encuestas, al obtener poco más de 28 por ciento de la votación, mientras que el Partido Colorado superó las expectativas ya que lograría más de 17 por ciento, cuando la mayoría de los pronósticos le adjudicaban 11 o 12 por ciento, según resultados preliminares; este lunes se divulgarán cifras oficiales.
El candidato colorado Pedro Bordaberry, hijo del ex dictador Juan María Bordaberry, quien encabezó el golpe de Estado que abrió el paso a la dictadura de 12 años (1973-1985), anunció esta noche que apoyará a Lacalle en la segunda vuelta. La misma posición asumió el ex presidente colorado Julio María Sanguinetti y de hecho quedó confirmada la unidad de ambos partidos para la segunda vuelta.
En una ciudad donde las banderas del Frente Amplio no sólo ondeaban en la mayoría de edificios y casas, tanto en los barrios más humildes como en los residenciales, el clima de fervor que creció con las horas disparó la esperanza de un triunfo en primera vuelta.
Con un padrón de dos millones 563 mil 397 inscritos, al promediar la tarde ya había votado la mayoría, y se alcanzó 90 por ciento de participación al terminar los comicios, en un ambiente pacífico, sin incidentes más allá de una amenaza de bomba que no pasó a mayores en un centro de votación.
Unos 40 mil uruguayos llegaron desde Argentina, en barcos o autobuses que dieron un colorido especial a las elecciones. Alrededor de las estaciones de autobuses y de los puertos de Colonia y Montevideo, se apostaron decenas de militantes del Frente Amplio y familiares de los viajeros para esperarlos en un ambiente festivo.
Más allá de los resultados, que en todos los casos manejaban el triunfo frenteamplista, aunque vaticinaban una segunda vuelta, se comentaba aquí que el primer gobierno de izquierda en el país terminaba con 63 por ciento de aprobación pública, e incluso los críticos a nivel interno de la alianza gobernante reconocían algunos de los cambios claves ocurridos durante la administración de Tabaré Vázquez.
El triunfo del FA en 2004 alentó a diversas fuerzas en la búsqueda de la justicia y de lograr el final de la impunidad para los responsables de crímenes de lesa humanidad que en un país pequeño como Uruguay conviven cotidianamente con sus víctimas.
Las severas consecuencias de la dictadura se advierten aún tanto en el terreno humanitario, como en el social y el económico, pero también potenciaron la decisión de cambio entre diversos sectores. Los partidos tradicionales Blanco y Colorado, que se sucedieron antes y después de la dictadura hasta las históricas elecciones de 2004, fueron sorprendidos entonces por la avalancha de votos que consagró con casi 52 por ciento de los sufragios a la fórmula del FA. En esos momentos de 2004 los dirigentes colorados y blancos sentenciaron que la izquierda no iba a saber ni poder gobernar
.
Ahora se llegó a la sexta elección presidencial desde el retorno de la democracia en 1985, pero también marcada por la demanda de cambios más profundos.
Hacia el futuro los analistas consideran que muchos votantes del Frente Amplio, que alentados por sectores más radicalizados, votaron en blanco como una forma de castigo
por considerar que no se profundizaban algunas reformas, deberán revisar esta actitud para la próxima contienda.
El silencio llegó pronto esta noche después de los festejos. Mañana será un día duro de evaluaciones después que se hayan conocido los resultados definitivos de la votación de este día clave.
También hay una fuerte expectativa en los corredores de los integrantes del Mercado Común del Sur, ante los comicios próximos.
Los uruguayos deberán esperar unas horas más para saber definitivamente cómo quedarán conformadas las cámaras de diputados y senadores. Será una noche larga y ansiosa.