Vergara, Lebrija y Arias, sin identidad con los colores rojiblancos
afael Lebrija quiso convencerse a sí mismo de que ya tiene bien puesta la playera rojiblanca, cuando es obvio que tiene tatuada la roja toluqueña. Y ésta podría ser la característica del llamado clásico de clásicos de los tiempos modernos: la escasa identidad con los colores.
Las Chivas, manejadas como una empresa y no como un equipo de futbol, son dirigidas por Jorge Vergara, quien era aficionado de uno de los archirrivales del Rebaño, el Atlas. Y el magnate no sólo patrocinó un tiempo la playera de los rojinegros, sino que nada le importó la tradición y cambió los colores y el escudo del equipo más popular del futbol mexicano.
Vergara, como buen empresario, buscó los números negros en el balance y tampoco le importó contratar a Raúl Arias, quien era el técnico comodín de Televisa y había estado en Necaxa, San Luis y, como admitió él mismo, había rechazado su pase a las Águilas. Un estratega al que tachan de defensivo, cuando el discurso del negociante siempre había sido buscar el futbol de ataque.
También firmó a Rafael Lebrija, el directivo más exitoso de los años recientes, pero muy identificado con el Toluca. Por eso resultó tan patético que el directivo quisiera calentar el clásico, llamar canarios a las Águilas y apostar 100 mil pesos, en un alarde que ni a él mismo convenció.
Y si en la página web del chiverío los publicistas pusieron a un pollo rostizado, en la cancha las chivas no se convirtieron en birria gracias a la actuación de Luis Michel, quien inició su carrera en plan grande y había decaído en partidos recientes.
En sus cinco encuentros dirigidos, Arias se ha mostrado como el alumno más aplicado de Manuel Lapuente, quien mandó a los aficionados al circo cuando quisieran ver espectáculo. Arias ha ganado dos partidos (ambos por 1-0), empatado uno (1-1) y perdido dos (sendos 0-1). Tres goles en cinco encuentros reflejan el paupérrimo nivel al que ha caído el Rebaño, un equipo que hace tiempo daba gusto verlo jugar, aunque uno no fuera de sus seguidores.
Sin esforzarse mucho, las Águilas superaron dos años sin poder vencer a su máximo contrincante (sumaban tres derrotas al hilo) y fue de la mano (cabeza) de Aquivaldo Mosquera, un central que le ha dado solidez a una escuadra que naufragaba en la zaga y que ahora, quién lo dijera, es la mejor defensa del certamen.
Después de tanto malgastar el dinero, finalmente la directiva amarilla le atinó a un refuerzo y el equipo es sublíder general, luego de dos años de penurias y sin clasificar a la liguilla.
Con 13 fechas jugadas, Indios de Ciudad Juárez sigue sin ganar, a pesar del cambio de estratega, mientras que a los Gallos Blancos les salieron espolones y suman tres victorias al hilo, con un Carlos Reinoso que demuestra que los técnicos no tienen fecha de caducidad.
En tanto, Salvador Carmona perdió en primera instancia su demanda contra la FMF y amenazó con decir la verdad de lo que sucedió en la Copa Confederaciones 2005 y cimbrar al futbol nacional.