Se realiza el tercer encuentro Rituales de vida y muerte
Miércoles 28 de octubre de 2009, p. 5
La riqueza y diversidad de las festividades indígenas de Día de Muertos podrán ser apreciadas en la tercera versión del encuentro Rituales de vida y muerte: procesión de espíritus, que ayer terminó en Yahualica, Hidalgo, y hoy y mañana se efectuará en Cieneguilla, Tierra Blanca, Guanajuato.
Declarados obra maestra del patrimonio intangible de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), estos rituales son una muestra del enorme caudal simbólico que los pueblos originarios desarrollaron en torno a la muerte, explicó en entrevista Juan Gregorio Regino, subdirector de desarrollo de culturas indígenas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Es muy importante que las comunidades muestren sus festividades para conocerlas de forma más directa a través de los portadores de la tradición. A menudo se homogeneizan las celebraciones de los pueblos indígenas, y aunque es cierto que comparten ciertos rasgos, la riqueza está en su diversidad
, señaló el poeta mazateco.
Las comunidades mesoamericanas y las del norte del país tienen cosmovisiones diferentes sobre lo que significa la muerte, y mediante ellas se pueden entender sus sistemas de pensamiento en otros ámbitos.
Solemos asociar el Día de Muertos sólo con las flores, la música y la comida, pero quisiéramos que hubiera una reflexión más profunda sobre el significado de todos estos elementos, porque nos hablan de su espiritualidad y de todo un imaginario que pocas veces nos detenemos a ver
, consideró Regino.
Es fundamental valorar a los artistas que conservan estas tradiciones, porque son ellos quienes pueden comunicar a los demás la visión ancestral de los pueblos indios en torno a los espíritus, un concepto religioso que tiene repercusión social.
El tema de la muerte, añadió el poeta, no sólo ha generado expresiones artísticas como las ofrendas, sino también obras de danza, música y poesía. Incluso hay arquitectura prehispánica inspirada en ella, y a partir de todas esas manifestaciones se puede comprender la dimensión espiritual del fenómeno, que no puede ser reducida al folclor.
Espiritualidad como fortaleza
En el encuentro los asistentes conocen altares, ofrendas, ceremonias y procesiones de más de 15 pueblos originarios del país, entre ellos el tzotzil, de Chiapas; chichimeca-jonaz y ñañu, de Guanajuato; tepehua y nahua, de Hidalgo; purépecha y mazahua, de Michoacán; maya, de Quintana Roo; tének y pame, de San Luis Potosí, y popoluca y totonaco, de Veracruz.
Aunque ha tenido mucho impacto la idea de modernidad mal entendida que se difunde en los medios, que incluso es considerada sinónimo de clase y civilización frente a las culturas indígenas, éstas han logrado sobrevivir y generar una convivencia enriquecedora.
Las fiestas de Día de Muertos, dijo Regino, significan entrar en otra dimensión, a la que no tenemos acceso en la cotidianidad. En los pueblos indígenas hay un sentido de espiritualidad muy fuerte, que hoy día debería ser una de nuestras fortalezas comunes para superar los problemas.