Se entregará al escritor mexicano el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
una mezcla de sabiduría e inocencia
Publican en España una antología del autor titulada Contraelegía, que incluye tres textos inéditos
Martes 17 de noviembre de 2009, p. 6
Madrid, 16 de noviembre. Cuando era un niño de seis años José Emilio Pacheco (JEP) era un lector voraz y escritor precoz de historias de piratas, de cuentos fantásticos y de poemas.
El niño-escritor que crecía en la ciudad de México de entonces, en los años 40 de la centuria pasada, se convirtió en uno de los literatos hispanoamericanos más prolíficos e imprescindibles. Su nombre se cita ahora en doctos ensayos junto al de otros escritores de su estirpe en la poesía mexicana: Sor Juana Inés de la Cruz, Ramón López Velarde, Xavier Villaurrutia, José Gorostiza y Octavio Paz.
Hoy, con 70 años y más de 45 después de la publicación su primer poemario, Los elementos de la noche, Pacheco recibirá el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Desde su instauración, en 1992, ese galardón se ha convertido en uno de los más prestigiosos de nuestro idioma, gracias sobre todo a los nombres que figuran en su lista de poetas premiados: Gonzalo Rojas, Claudio Rodríguez, José Hierro, Ángel González, Mario Benedetti, Álvaro Mutis, Nicanor Parra, Juan Gelman y Antonio Gamoneda, entre otros.
Autor leído y admirado
En la poesía de Pacheco está, según sus estudiosos, el cénit de su escritura, que ha experimentado en todos los géneros y en las temáticas más diversas, y que explica el propio escritor en uno de sus poemas, Manifiesto, en el que afirma: Todos somos poetas de transición:/ la poesía jamás se queda inmóvil
.
La obra del escritor mexicano, una mezcla de maravilla y fatalidad, de sabiduría e inocencia
, según Agnes M. Gullón, se convirtió en acontecimiento en la segunda mitad del siglo XX, cuando irrumpió en las letras mexicanas la generación de los 50, a la que también pertenecen Eduardo Elizalde, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis y Sergio Galindo. Sus primeros poemarios convirtieron a Pacheco de inmediato en un autor leído y admirado en México, y con el tiempo y con la divulgación de su vasta producción literaria, en una de las grandes figuras de las letras hispanoamericanas.
A pesar de que su nombre y obra se expandieron, los premios importantes llegaron al comenzar el siglo XXI: el José Donoso (2001); el Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2003); el Pablo Neruda (2004) y el Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca (2005).
Entre sus libros más relevantes figuran No me preguntes cómo pasa el tiempo (1970), Irás y no volverás (1973), Ciudad de la memoria (1990), El silencio de la luna (1996), La arena errante (1999) y Siglo pasado (2000).
Hernán Sánchez, quien prologó la edición española de la antología En resumidas cuentas, explica así la literatura de JEP: La obra poética de Pacheco conforma un cancionero-crónica unitario, en el que la exploración del hombre y de su palabra dice, con lucidez y sin altisonancia ni moralina, el imperialismo de la barbarie disfrazada de Teología o de Progreso, o de una religión nueva llamada Economía, y el crepúsculo de todos los ídolos, ideológicos o étnicos, con un pesimismo matizado por un humor fino y una irreverente ironía desmitificadora.
Lectura de poemas
Para celebrar este nuevo reconocimiento literario a José Emilio Pacheco, la Casa de América de Madrid celebró una lectura de poemas en la que, además del poeta mexicano, estuvo Benjamín Prado, escritor español amigo suyo y admirador de su obra.
Asimismo la Universidad de Salamanca, en colaboración con Patrimonio Nacional, editó una amplía antología de Pacheco titulada Contraelegía, en la que se incluyen tres textos inéditos, fotografías personales y de manuscritos que muestran el proceso de escritura del poeta.