Jurista considera más eficaces recursos alternativos, como mediación y conciliación
Martes 17 de noviembre de 2009, p. 13
Julio Hernández Pliego, profesor de derecho procesal penal en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desde hace tres décadas, asegura que, por lo visto hasta ahora, la aplicación de los juicios orales no ha significado la solución de los problemas de nuestro sistema de justicia penal, ni en uno por ciento
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Para sustentar su dicho, en entrevista con La Jornada, Hernández Pliego, profesor decano de derecho procesal, uno de los más críticos de la reforma penal del presidente Felipe Calderón que entró en vigor en junio de 2008, habló sobre el caso de Chihuahua.
En esa entidad, donde en 2006 el Congreso local reformó su legislación para aplicar el sistema justicia penal acusatorio, sólo se han celebrado 17 juicios orales, todos por algún delito grave, como homicidio.
Hernández Pliego advierte que el amparo se ha convertido en obstáculo para la verdadera justicia penal de corte acusatorio, lo que parece confirmar criterios recientes de tribunales federales que, ante la interposición de esos recursos, han frenado juicios orales en Nuevo León.
–¿Cuál ha sido el éxito real de los juicios orales?
–No han significado la solución de los problemas del sistema de justicia penal mexicano. Tuvimos recientemente en la Facultad de Derecho de la UNAM un congreso nacional sobre derecho procesal penal al que asistió un subprocurador de Justicia de Chihuahua. Llegó para apoyar los juicios orales. Cuando le preguntamos cuántos se habían celebrado en esa entidad, nos dijo que 17.
–En lo que va de este año…
–No, no, no. Diecisiete a partir de 2006 (en Chihuahua se aplican juicios orales desde ese año).
“Este funcionario, del que me reservo el nombre, nos dijo que por las vías alternativas de la solución de los conflictos se han resuelto alrededor de 4 mil controversias entre personas por delitos no graves, mientras se han celebrado 17 juicios orales.
La pregunta es si en verdad el juicio oral está resolviendo los problemas de justicia penal o si en realidad en los medios alternativos (la mediación o la conciliación) radica el posible éxito de la reforma.
–¿Por qué no están funcionando los juicios orales?
–Lo atribuyo a que la idea de los juicios orales mediáticamente se ha vendido muy bien. Pero una vez que la gente se dé cuenta de que no son la solución de los problema de nuestro sistema de justicia va a traer consecuencias gravísimas, porque otra vez será otro descrédito que se abonara a la crisis de la justicia mexicana.
“Luego hay un fenómeno peor que está surgiendo: entre los estados en que ya se instrumenta el juicio oral hay verdaderas contradicciones. Las hay entre la legislación de Chihuahua y la de Oaxaca, o entre la del estado de México y la de Nuevo León o la de Morelos. Contradicciones que se traducen en antagonismo irresoluble.
Por ejemplo, en Chihuahua los casos en que se puede ir a la mediación son señalados previamente en la ley, mientras en Oaxaca la reglamentación de los juicios que van a mediación, algunos los resuelve la ley, pero otros los determina el mismo agente del Ministerio Público con esa facultad de disposición que tiene ahora. El cambio de criterios puede ser fatal.