La polémica que provocó la designación de Cuauhtémoc Blanco al Premio Nacional de Deportes se disipó en la ceremonia de entrega, pues ni Felipe Calderón se excluyó de solicitar un autógrafo al delantero, a quien destacó como el héroe de mil batallas frente a los medallistas mundiales y olímpicos, con quienes el futbolista compartió los galardones.

El Jefe del Ejecutivo dirigió a cada ganador un mensaje y no aludió a su decisión de última hora de incluir a Aarón Gordián, luego de que el jurado declaró desierto el campo de deportista paralímpico, aun cuando se había cerrado el proceso de elección, sujeto a la Ley de Premios, Estímulos y Recompensas Civiles.

El hecho de que haya salido de la voz del Presidente de la República no hace más que engrandecer este reconocimiento, que en realidad es para el deporte paralímpico en general, manifestó Gordián, multimedallista mundial y paralímpico, quien este año ganó el maratón de Los Ángeles en silla de ruedas.

El atleta obtuvo el estímulo económico de 523 mil pesos, no obstante que ya había ganado el Premio Nacional en 1993.

Al referirse a Blanco, cuya nominación al lado de medallistas mundiales fue criticada por ser un deportista cuyo logro fue a nivel regional tras jugar los recientes partidos rumbo a la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010, el primer mandatario resaltó: “Héroe, además, de mil batallas, y figura querida y polémica en nuestro país. Varias veces campeón del balompié mexicano y miembro destacadísimo de la selección nacional.

Uno de los mejores futbolistas profesionales que ha brillado con luz propia, no sólo en nuestro país, sino también en el extranjero, y que se ha ganado el cariño y el reconocimiento de todos los mexicanos, y lo ha conseguido a pulso.

Recordó que durante la eliminatoria, de repente se nos puso el santo de cabeza y empezamos a perder y a perder otra vez, y saludo aquí a los directivos de la selección mexicana que tomaron decisiones muy importantes; entre otras, el cambio de entrenador.

Motivado tras recibir el premio, Blanco afirmó que estuvo a punto de llorar ante el discurso de Joaquín Capilla. Habló de la mentalidad de no darme nunca por vencido como el factor que lo distingue, y subrayó su convencimiento de que el nivel del futbol mexicano puede trascender en el Mundial.

Yo nunca he pensado en el quinto partido, sino en un día poder levantar la Copa del Mundo. Siempre he dicho que tenemos pies y brazos igual que los europeos, así que no hay que tener miedo a nada, simplemente enfocarnos en nuestro trabajo, dijo Blanco, entrevistado cuando Calderón se retiró de La Hondonada, un jardín en las faldas de la residencia oficial, no sin antes, playera y pluma en mano, solicitar al Temo un autógrafo.

Cuauhtémoc fue paciente ante el asedio y emprendió la huida luego de conceder más autógrafos y posar para fotos que le pedían niños y jóvenes deportistas invitados, personal de la Presidencia y hasta miembros del Estado Mayor, quienes perdieron la compostura.

La clavadista Paola Espinosa, premiada por tercera vez, dijo que ésta era especial porque ahora sí es campeona: No hay nadie mejor que yo en este momento en el mundo y este premio es un estímulo para seguir trabajando.

La nominación de Capilla también causó sorpresa por las décadas que han pasado desde que terminó su carrera como el máximo medallista de la historia, con cuatro preseas en tres JO.

Habló en nombre de los galardonados y destacó: La vida me ha enseñado muchas lecciones, pero el deporte me ha enseñado de la vida. He aprendido que la valía de un ser humano estriba no en no fallar un clavado, sino en levantarse al fallarlo.

Un tanto desapercibidos pasaron el marchista Éder Sánchez, Rafael Alarcón, mentor de Lorena Ochoa, y el multideportista Antonio Argüelles, ganador en fomento deportivo.