La religión es un elemento fundamental para comprender el vínculo que los migrantes mexicanos mantienen con sus comunidades de origen, aseguró Olga Odgers Ortiz, académica de El Colegio de la Frontera Norte.

La investigadora, que obtuvo el Premio de Investigación 2009 en el área de Ciencias Sociales otorgado por la Academia Mexicana de Ciencias, sostuvo que las fiestas y devoción a distintos santos patronos permiten a los connacionales que migran hacia Estados Unidos establecer redes de apoyo, unión, organización y solidaridad a fin de recrear su sentido de pertenencia a la comunidad y a México.

Es tal la magnitud del fenómeno, indicó, que entre ese sector se ha extendido la devoción a santos no reconocidos por la Iglesia y considerados patronos del migrante. Lamentó que la religión se haya dejado de lado en el estudio de la migración.

Una de las manifestaciones del fenómeno (migratorio) se da en el cambio de las prácticas religiosas tradicionales. En particular, que los indocumentados retoman algunos elementos de lo que se conoce como catolicismo popular para rencontrarse en Estados Unidos y volver a construir una comunidad.

Una muestra de este planteamiento, aseveró, es cuando los migrantes que radican en territorio estadunidese celebran las fiestas de los santos patronos de sus lugares de origen, lo que les permite reunirse, organizarse y desarrollar redes de apoyo y solidaridad que contribuyen a recrear su sentido de pertenencia a su país.

Agregó que es gracias a estos vínculos que quienes migraron hace 10, 15 o 20 años continúan sintiéndose parte de México y se mantienen preocupados por lo que pasa en sus regiones de origen.

Odgers Ortiz explicó que existen varios tipos de patronos para los indocumentados. Unos son los santos patronos de las regiones expulsoras de migrantes, pues los indocumentados les reconocen milagros si logran cruzar la frontera entre ambas naciones. El otro tipo son los beatos que surgen en el trayecto hacia Estados Unidos y que no son reconocidos por la jerarquía católica.

Un caso es el de Juan Soldado, soldado raso ejecutado en Tijuana, Baja California, en 1938 por haber violado y asesinado a una niña. Quienes lo veneran en esa región aseguran que fue acusado falsamente y le adjudican milagros para conseguir ayuda en problemas de salud, familiares o facilitar el cruce fronterizo de los migrantes.

También están los que propiamente son santos migrantes, esto es, aquellos que las personas llevan consigo para establecerlos en sus comunidades, o los santos peregrinos, que van visitando a los fieles en cada localidad.