La Arquidiócesis de México lamentó que en pleno tiempo de crisis y austeridad en el país la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) se haya convertido en una de las instituciones más gravosas para el erario. Sin embargo, consideró que el verdadero problema de los legisladores capitalinos está en la serie de leyes absurdas que han estado implementando en detrimento del desarrollo de la sociedad, como la unión de homosexuales.

En el editorial de su semanario Desde la fe, la Iglesia local manifestó que es una incongruencia que cada uno de los 66 diputados de la ALDF, junto al abultado número de asesores y empleados de confianza, gaste 16 millones de pesos al año, es decir, seis millones más que un legislador federal.

Al insistir en su desacuerdo porque la asamblea haya legalizado el derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo hasta los tres meses de gestación, la arquidiócesis consideró que otro de los tintes de gloria del órgano local ha sido imponer las sociedades de convivencia, “con clara dedicación a oficializar las uniones de homosexuales.

“Ahora se apresuran en presentar una nueva iniciativa para elevar a rango de ‘matrimonio’ esas uniones homosexuales. Una vez más se erosiona el sentido del matrimonio y la dignidad de la familia. Nada extraño sería que pronto pidan legalizar la adopción de niños para este tipo de uniones, pasando por alto la dignidad y el derecho de los menores. Una ley injusta no debe ser aplicada y mucho menos obedecida.

Las personas homosexuales deben ser respetadas e integradas en medio de la sociedad y, por supuesto, en medio de la comunidad cristiana, viviendo conforme a la dignidad y a los valores comunes, y conscientes de su propia limitación. Pero ello no quiere decir que se deba suplantar una realidad humana natural por medidas equivocadas y artificiales: una unión homosexual nunca será matrimonio ni tampoco formadora de una familia, señaló.