La risa es un fenómeno natural, congénito e instintivo. Contagiosa como virus, pero más fácil de erradicar. Basta con cerrar un ojo o cubrirse los dos mientras le presentas tu cara al que ríe para matar su risa.

La definición anterior es una de las reflexiones de científicos y escritores que recopila la escritora mexicana Bárbara Jacobs en su ensayo narrativo Nin reír: la risa a lo largo de la historia, la ciencia, el arte, mi vida y la literatura, de la colección Autoría, del sello editorial Taller Ditoria.

En 1974, la autora y articulista de este diario comenzó la exploración sobre la risa con el fin de recibirse de sicóloga en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Se me ocurrió el tema de la risa en el arte y en la ciencia; pensaba que sería una investigación corta, pero había mucho material. De este tema se han ocupado desde artistas hasta escritores, comentó.

En su investigación plantea que la risa no se puede estudiar porque en el momento en que se trata de analizar se esfuma. Quería sostener científica, juvenil y temerariamente, que la reflexión mata la risa.

En entrevista explica que el editor Marco Perilli la invitó a colaborar en la colección de ensayos de Taller Ditoria; entonces decidió convertir su trabajo académico en ensayo narrativo.

Jacobs retoma el título Nin reír de Sem Tob, poeta hebreo- español del siglo XIV: Non hay sin noche día/ Nin reír sin llorar.

“La forma que encontré para presentar un texto literario fue que lo narraran dos personas, porque el poeta hebreo se me desdobló en los personajes Sem y Tob, quienes empezaron a tener vida propia y se convirtieron en un sastre y un joyero. Ellos comparten todo y ejercen una especie de crítica sobre el material en torno a la risa.

Es una crítica jocosa, porque se burlan de todos los grandes y los ponen a pelear. Esto me ayudó para agilizar el estudio académico y concentrarlo en un ensayo literario, después de 35 años.

Bárbara Jacobs asegura que existen más estudios sobre la comicidad, el chiste o el humor que sobre la risa.

“A pesar de que estas actitudes, juegos o reacciones se relacionan unas con otras, a veces parece que no tienen nada que ver.

No es lo mismo un cómico que un humorista. Ser bromista o chistoso no es lo mismo que ser ingenioso, aunque un ingenioso también haga reír.

La autora prefiere reír que conocer las causas; disfruta de hacerlo porque no es difícil decir de qué o por qué reímos, aunque a medida de que el que ríe razona, su optimismo se tiñe de pesimismo.

El ensayo incluye observaciones de filósofos, poetas, artistas, actores y escritores en torno a la risaFoto Carlos Ramos Mamahua

Respecto de los tipos de risa, detalla que se han encontrado miles de interpretaciones entre sonrisa y risa, así como frases de sentido común, como La risa sirve para relajarse. Es obvio y natural, pero también sirve de crítica, y así surgen la comedia o los moneros en los diarios. Casi todos ejercen una forma de comicidad con cierta ironía o sátira.

Los blancos de la comedia

En el texto, Jacobs explica a través del sastre y del joyero que la comedia ha sido desde el siglo V aC un medio de crítica y diversión. Sus blancos son la sociedad, los personajes públicos, las instituciones, incluso la religión; el hombre mismo, sus costumbres, su vida cotidiana, sus pasiones, los diferentes caracteres.

La crítica se vale de técnicas como la sátira, la ironía, el cinismo, la burla y el ridículo. Muchas veces la representación simplemente se lleva a cabo a través de la mímica, la pantomima o el uso de máscaras.

A decir de la escritora, la risa es un lenguaje universal, una expresión, una característica humana. El hombre ríe en todos los lugares, es casi una presentación social. Permite un contacto fantástico y es necesaria, aunque también funciona para hacer crítica, en el caso de los caricaturistas.

“No hay risa sin llanto –dice la autora–, y esto se puede observar en el teatro. La risa es una forma de llanto, pero también es expresión de alegría; se mezclan las dos emociones.”

La autora retoma la observación que Tolstoi hizo en su diario en 1893, de que hay dos sonrisas: una de alegría, que es la buena, y otra de burla. Divide esta última en la que se dirige a los demás y la que uno se dirige a sí mismo, casi de vergüenza.

El ensayo Nin reír incluye observaciones de filósofos, poetas, artistas, actores y escritores en torno a la risa, un niño que se ha salido con la suya, y la reflexión, el adulto intruso que aparece para forzarlo a entrar en razón.

Entre las obras de Bárbara Jacobs (ciudad de México, 1947) se encuentran Doce cuentos en contra (1982) y Antología del cuento triste con Augusto Monterroso (1992), así como la novela Las hojas muertas (1987), que ganó el Premio Xavier Villaurrutia y ha sido traducida al inglés, italiano y portugués.