os hechos y los discursos van conformando distintas imágenes del país. Una de ellas, muy factible, es la de un monociclo en constante tambaleo, sin posibilidad de maniobrarlo pues no hay más que un solo eje, vertical, y un solo punto de apoyo. La pericia es indispensable para mantenerse en posición, avanzar y dirigirse donde se quiere.
No satisfecho, quien lo maneja, y que en el caso de esta metáfora pueden ser varios y con distintos esquemas para operar el vehículo y con destinos desiguales, trata también de hacer malabares con varias pelotas a la vez.
Para intentar cierto equilibrio en medio de tanta precariedad se instalan dos rueditas de auxilio, una a cada a lado del monociclo. En este caso, obviamente, no ayudan mucho. Vaya, puede uno prever dónde va a terminar el trance.
Si no fuera porque esta imagen involucra las condiciones de vida de millones de personas y la fragilidad en aumento de la forma misma de organización de esta sociedad, parecería de verdad un acto de comedia.
Hoy, en las cumbres borrascosas de la política y montados en el monociclo, se muestran satisfechos con lo que pudieron hacer. No fue mucho, la verdad. Pero presupuesto federal para 2010 habemus. Los legisladores trabajaron en medio de disputas y conflictos, en los cuales quedó claro que el interés general no fue precisamente lo que prevaleció. Así lo confirma la percepción de los destinatarios de esta política fiscal: los ciudadanos.
Todos los aparatos legislativos tienen sus mañas, por supuesto. Aquí, sin embargo, se puede ir incluso en contra de las leyes de la física, total no hay ningún castigo consignado en el Código Penal por tal falta.
Si no se ha acabado de manipular el presupuesto, pues entonces se detiene el reloj legislativo, se pasa por encima de las normas fijadas por el propio Congreso y ya está. Tal vez es pecar de puntilloso: el presupuesto, después de todo, no entra en vigor hasta el primero de enero de 2010, no pasa nada por unas horas de atraso. El asunto, sin embargo, es el principio de la ley y su uso a conveniencia de los grupos políticos del país. Así quién se va a tomar en serio otras normas o disposiciones.
Un aspecto llamativo del presupuesto y que muestra el modo de funcionar en el Congreso y los partidos políticos es que el documento consta de tres partes: el texto, la lista de las asignaciones del gasto y una fe de erratas de 42 páginas que corrigen las 80 de la lista referida. ¿Será también irrelevante este asunto? ¿Es ya todo irrelevante?
La Secretaría de Hacienda, mediante comunicado oficial, muestra su complacencia por el resultado del presupuesto. No obstante el menor gasto aprobado para el año entrante en términos reales frente al actual, fue mayor al solicitado en el proyecto del Ejecutivo. El ejercicio democrático
de legislar los ingresos y los gastos del gobierno ha sido consumado, se señala airosamente en dicho comunicado. La democracia de quién, podría preguntarse legítimamente.
A todos los demás, fuera del gobierno y del Congreso, lo que nos importa es el efecto de tales leyes: la suficiencia de los recursos, la eficacia de su distribución, la eficiencia de su aplicación y, sobre todo, si es que servirá para el objetivo del crecimiento y del bienestar, y no sólo durante un año.
Este debate es el que está abierto y debe alimentarse en un verdadero ambiente institucional que sea consecuente con la democracia y no una de monociclo.
La diferencia de lo que se advierte en la calle, las empresas, entre muchos analistas, es enorme con respecto a las posturas oficiales, y se ponen de manifiesto las enormes limitaciones de los efectos de la gestión que se hace de la crisis, y de modo más amplio de la economía y las relaciones sociales. La búsqueda de la estabilidad a ultranza como único medio de concebir la política pública, en medio de otra crisis de gran dimensión que no sólo se mide en puntos perdidos del producto interno bruto.
No se necesita que venga alguien de fuera, como ocurrió hace unos días con el Nobel Stiglitz, para señalarlo, pero no sobra. Adentro se sigue con la costumbre, frente a quienes discrepan, de ni los veo ni los oigo
.
Las consideraciones que se hacen sobre las condiciones económicas son aún muy prematuras para decir que la fase de recesión ha acabado y que podrá sostenerse la frágil tendencia que se hoy se observa en los indicadores.
Lo más relevante es que no se apunta a un escenario creíble en el que se vaya a recuperar lo que se ha perdido, y luego ganar creando más riqueza y repartiendo mejor el ingreso. La visión política de la economía y las medidas técnicas que se implementan están cada vez más disociadas de los hechos.
La incertidumbre económica prevalece además a escala internacional y, para México, de modo muy relevante en el caso de Estados Unidos. Los reacomodos en curso que afectan a las condiciones de producción, el valor de las monedas, las corrientes de inversión y de comercio son muy grandes.
La visita de Obama a China es sólo una muestra de lo que está pasando, así como el replanteamiento de las condiciones del financiamiento y las consecuencias de la acumulación de los déficit públicos. Todo esto tendrá un impacto en esta economía y habrá que acomodarse. La política fiscal es un factor clave y está fuera de foco.