Felicitaciones y aclaraciones
onocí a un jovencito llamado Rodrigo de la Cadena al que deseo mucho éxito. Desde aquí una sincera y cariñosa advertencia: cuidado con los aduladores, pero más allá de eso, mi agradecimiento por sus invitaciones; primero, en su programa radiofónico en Radio Trece, más tarde en Mascabrothers y después en Gabanna, donde encontré a mi amigo Nacho Montiel como parte de un grupo que me dijeron se llama Los amigos, que arropan a Rodrigo con un acompañamiento sensacional que merece mi admiración y respeto por su calidad y profesionalismo.
El Gabanna me dejó sorprendido por su elegancia sobria y el darle al artista y a los músicos un espacio para desarrollar su labor con comodidad. Este jovencito, cultivador del bolero, tiene una comunicación con el público verdaderamente notable y eso no se compra en la botica, así que espero le dure a lo largo de su trayectoria que tal parece será fructífera.
También conocí al arquitecto Fernando González Gortázar en la presentación de su programa radiofónico Cancioncitas, donde estuvo acompañado de Cristina de todas las Cristinas
Pacheco, Iraida Noriega y Miguel Angel Granados Chapa, en una conversación deliciosa aderezada con intervenciones musicales de Iraida, así como duetos con el arquitecto. Algo que me impresionó notablemente fue escuchar a don Miguel Angel haciendo un dueto de muchos kilates con don Fernando, que mereció la aprobación y reconocimiento de los ahí reunidos. Este programa se puede escuchar de lunes a viernes, a las 20 horas, por Radio UNAM.
Hasta octubre 28 llegó a mis manos un emilio fechado en mayo 9 de 2003, enviado por el Nuevo Día, de Puerto Rico, dando la noticia de un libro sobre Guadalupe Victoria Yoli Raymond, La Lupe, escrito por el promotor Richie Viera. Allí dice que la obra tendrá alrededor de 400 páginas e incluido un disco compacto con interpretaciones en vivo de la cantante cubana, su discografía, inclusive, sus discos con Lobo y Melón y el Trío Tropicuba. A este, su enkobio, le hubiera encantado grabar con tan connotada intérprete, pero lo que dice el emilio no es verdad.
A La Lupe la conocí en El Señorial, donde cumplió triunfal temporada. En esos felices años Rodney trajo a dicho lugar una compañía con una cantidad de bellezas dignas de admiración. Pasados algunos años, encontré a la Yiyiyí en Nueva York, y en compañía de Mongo Santamaría compartimos el pan y la sal en el Asia No. 1, sitio de reunión de personalidades de lo que ahora llaman salsa. Si usted, mi querido bonko (sic), no sabe quien fue La Lupe le diré que tuvo un estilo muy propio y ojalá que encuentre sus grabaciones, porque están llenas de calidad y sabor.
Para seguir con las imprecisiones, éstas siguen a la orden del día, sobre todo acerca de la estancia de Benny Moré en México. En otras ocasiones las he señalado, así que por esta vez les regalaré un compás de espera a los empeñados en seguir con los errores, sobre todo los que no conocieron a Benny. Para éste, su nagüe, no basta repetir sus grabaciones más conocidas. Por fortuna poseo algunas rarezas, entre ellas, Dulce desengaño, que sencillamente considero una joya.
El recuerdo que me dejaron sus actuaciones en vivo y las ocasiones en que nos reunimos en madrugadas de bohemia y aquella controversia con Cheo Marquetti, otro sonero de verdura, pero por desgracia aquí en México no tuvo el reconocimiento merecido. Lamentablemente, ese tiempo hace rato que se fue. Ya no hay figuras como esas ni fuentes de trabajo que sirvan para el desarrollo de nuevos soneros, pero me temo que esta situación va para largo. No quiero ser repetitivo, pero imagínese, bonko, al final de los 40 y principios de los 50, había conjuntos y orquestas de mucha calidad, fuentes de trabajo en abundancia, salones de baile, cabarets siete noches a la semana, teatros, programas de radio y grabaciones ¡igualito que ahora!
Para terminar debo decirle, mi asere, que estoy en un dilema, no sé si debo darle una felicitación o las gracias a Eugenia León por su programa Tocando Tierra, que presentó Canal 22, donde se le dio un crédito que nadie se había atrevido en el pasado a la música hecha en nuestro país y presentarnos diferentes regiones de mi amado México, que sigue siendo bellísimo a pesar de los que nos gobiernan. Por tanto, mi admirada Eugenia, recibe ambas y desde aquí te digo que te quiero gratis. No te cuesta nada y te envío ¡mucho aché!