Martes 1º de diciembre de 2009, p. 5
Unas horas antes de que José Emilio Pacheco (JEP) recibiera el Premio Reina Sofía, hace apenas 15 días en Madrid, los eruditos españoles Yago Pico y Jaime Siles anunciaron ante la prensa internacional: después de este galardón, lo que sigue es el Premio Cervantes para José Emilio
.
No premonición, tampoco jactancia; ni siquiera consultaron el oráculo. Los declarantes sostuvieron su anuncio en el buen tino que ha tenido el jurado que otorga el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, pues quienes lo ganan obtienen después el Cervantes
.
Pero sobre todo, su argumentación se cimentó en el poderío poético de José Emilio, en la reciedumbre de su estirpe que se remonta a los clásicos grecolatinos, como Páladas (¿En la profunda noche estamos muertos y en el sepulcro nos soñamos vivos?
) y Arquíloco, el primer lírico de Occidente y el primer poeta que escribe su obra para decírsela a sus iguales en un mundo de iguales.
Mientras Yago Pico destacaba su negativa a resignarse ante el inevitable aniquilamiento de la nada
, Jaime Siles enfatizaba que junto a Pedro Salinas, José Emilio Pacheco es uno de los grandes poetas del amor, no sólo porque escriba bien sobre el amor, también porque sabe que el amor es más importante que su propia obra
.
Así, el mediodía del martes 17 de noviembre de 2009, en una de las innúmeras salas del Palacio Real de Madrid, el mundo empezó a saber lo que hoy, 15 días después, se confirma y es fiesta, regocijo, orgullo, alegría compartida: el reconocimiento universal a un poeta trascendental.