ás que reconstruir, restituir, renovar o refundar, es un acto de administración del registro.
Desde la convocatoria misma al doceavo congreso que han denominado refundacional
, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ya renunció a esta idea, pues los delegados a este acto simplemente serán los mismos que estuvieron en el onceavo, cuidando la misma proporcionalidad de los grupos y corrientes.
La lucha interna será contra quienes deciden desde afuera los destinos del partido, sin sujetarse al estatuto o a las reglas mínimas de la legalidad interna. Tanto el lopezobradorismo como el Movimiento por la Esperanza, dirigido por René Bejarano, deciden y gozan de posiciones y prerrogativas internas a cambio de caer en ese pantano que llaman unidad
. Nueva Izquierda, el grupo mayoritario que dirige Jesús Ortega, tiene como meta conservar esa unidad sacrificada, pues mientras son impugnados y calificados de traidores, rumbo a la guillotina les reparten posiciones. El PRD fue convertido en el Juanito orgánico: votas por él, pero no es.
El punto central del debate es lo que aún queda por repartir y cómo se repartirá en términos administrativos. En los reacomodos, el lopezobradorismo y el bejaranismo ya sospechan de Alejandro Encinas; dicen que ya no es de fiar y, por tanto, en el congreso no representará a ninguno de los grupos que lo respaldaron en la campaña y conflicto posterior por la presidencia del partido.
Tanto el lopezobradorismo como el bejaranismo saben de antemano que frente al aparato del PRD son minoría; pero saben también que el partido como órgano legal sólo es aparente y desde la minoría, gracias al concepto de unidad de la mayoría de Nueva Izquierda, es posible obtener muchos beneficios, pues en el sol azteca existe el principio extralegal de que acuerdo mata estatuto
y se estabiliza internamente cuando se reparten puestos, comisiones y nóminas.
El llamado a la refundación tiene el gusto por la demagogia, pues siendo meramente administrativo, su carácter de extraordinario, lo hace propagandístico. Tomarse al final la foto, todos unidos con los brazos levantados, diciendo al unísono: los adversarios se quedarán con las ganas de vernos divididos
, que está grabado en mármol y es el regocijo por la tregua.
El congreso administrativo no es sino una tregua administrativa. Unos y otros, sin embargo, seguirán acusándose de traidores e intolerantes. En el congreso darán por terminada oficialmente la era de los caudillos
y ahí se erigirá el monumento al pragmatismo, la convivencia grosera entre los grupos, recelosa, y a manera de reparto, la reivindicación de la independencia y autonomía de cada quien para ir por separado a negociar con el PRI y el PAN sus posiciones.
Con estos acuerdos, la llave del respeto mutuo será la omertá o ley del silencio. La violación flagrante no será violación, pero la crítica pública a las violaciones será considerada traición al pueblo
.
Por si esa unidad fuera poca, resolverán la unidad con los aliados del Frente Amplio Progresista (FAP), con el cual riñen y dividen en cada elección local. Para ello tomarán el acuerdo de ir aliados con el PRI o con el PAN, según convenga, dando margen a mantener la pureza política. El proyecto piloto es Oaxaca, donde pretenden llevar a los municipios de usos y costumbres a votar por Acción Nacional.
Gran tarea de lo que se va a decidir en el congreso administrativo es que no haya sorpresas en 2012. El PRD, el lopezobradorismo, el bejaranismo y sus aliados del FAP odian las sorpresas y por eso quieren sentar las bases para jugar a lo predecible, ya que con la derrota garantizan sus posiciones de grupo. En el fondo, la disputa es la candidatura del PRI: se apoya a unos, pegando a otros, como se hizo con Santiago Creel para que surgiera Felipe Calderón.
La pregunta es si los acuerdos del congreso permitirán de nuevo a los de Nueva Izquierda el derecho a presentarse en la plaza. ¿El pacto de unidad permitirá de nuevo los presídium de todos sin rechiflas programadas? ¿Llegarán hasta allá? Los que son minoría de delegados en el congreso son los que dominan la plaza y al revés: los que no dominan la plaza son quienes controlan el congreso.
Allá en Oaxtepec, donde se cambió la idea de una revolución democrática por una transición pactada; donde se decretó que la sola afiliación hacía a los personajes de izquierda; donde la oligarquía empezó a doblegar los principios y apoderarse de los objetivos; ahí donde surgió la construcción del aparato y la muerte del movimiento democrático; donde los movimientos de masas autónomos fueron subordinados al clientelismo; donde surgió la demagogia y la liquidación de los medios de propaganda propios; donde se dieron por terminados el debate, la crítica y la autocrítica. Será el mismo escenario donde se laven y legitimen todas las violaciones pasadas y presentes para programar las del futuro.
Se quedan los que en nombre del pueblo violaron toda la legalidad y dejan un desastre por donde pasan. Ese congreso es para compartir el pantano y la siniestra.
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