Lo que busca la administración de Felipe Calderón con la reforma petrolera es usufructuar los restos que le quedan del poder, mientras el PRI está cometiendo el pecado capital de tener en terapia intensiva a un gobierno moribundo, del cual heredaría los despojos del Estado, señaló ayer Porfirio Muñoz Ledo, diputado del Partido del Trabajo (PT).

“El petróleo –advirtió– es el negocio. No le bastó (al gobierno de Calderón) lo que ocurrió hace un año, cuando tratamos de revertir el proceso de privatización de la industria energética”.

El ex embajador de México ante la ONU dijo, respecto de la reforma política que pretende Calderón (para la relección de legisladores y alcaldes, la reducción del Congreso y la inclusión de figuras como el referendo), que es demagógica y sectaria. Plantear la reducción de la Cámara sin respeto a la pluralidad y sin abordar el sistema de representación (el alemán o el español, que citó como ejemplos), revela ignorancia y sesgo político. Lo que quieren es tener diputados domados a los intereses de las oligarquías y de los gobernadores.

En entrevista luego de dictar una magna conferencia en El Colegio de México, Muñoz Ledo subrayó que ante el momento límite que vive el país, el Congreso, si tuviera responsabilidad, debería sacar una agenda verdadera para la reforma del Estado; lo que ha presentado (Calderón) no es sino la cola de las reformas neoliberales, cuando en todo el mundo las están echando para atrás.

Según el coordinador del Frente Amplio Progresista, los temas cruciales actuales para la reforma del Estado son: el caso del Sindicato Mexicano de Electricistas, por representar el último bastión de la defensa de los derechos sindicales y de la soberanía de los recursos naturales.

La penalización del aborto, pues “revela el secuestro del Estado, y ahora de los gobernadores, por parte de un conjunto de poderes reaccionarios que son la jerarquía eclesiástica, Televisa y los grandes empresarios.

Además el cambio político, orientado hacia la democratización de los medios electrónicos, incluyendo el equilibrio de las fuerzas políticas en México. Hay que elaborar una agenda mínima de reformas del Estado y una fiscal distributiva que impulse el crecimiento, evaluó.

Las propuestas que la víspera hizo Calderón, en el tercer aniversario de su gobierno, consideró: revelan ignorancia y sesgo político. No tienen (los panistas) noción ni cultura de Estado.

El ex embajador advirtió que las propuestas del gobierno calderonista son un riesgo, porque significan la desintegración de la representación nacional.

Por ello propuso hacer un paquete que incluya la reforma hacendaria, la democracia directa (referendo, plebiscito) y la reforma de los medios electrónicos, pero que realmente lo discutamos, porque tenemos 20 años discutiendo los problemas y cualquier político, llámese presidente, agarra un hilito y otro hilito de la reforma y los presenta como fuegos de artificio para favorecer a sus clientelas.

Advirtió que existen muy pocas posibilidades de una reforma integral. Tendría que cambiar la actitud del PRI y del PAN para llevar a cabo una reforma constitucional con una definición conceptual y articulada. La alternativa: la movilización social.