l congreso de la refundición perredista puso de manifiesto las líneas de combate que ya se han trazado de cara a 2012. La mayoría sonora de esa sesión estuvo con López Obrador, pero el control estructural está en las amalgamas tianguísticas que forjan las corrientes adversas a la postulación del tabasqueño y que coquetean con el pasmado Marcelo Ebrard (que no sabe si desmarcarse plenamente de AMLO o sumarse a un hipotético plan 2012-2018) y con el nuevamente emocionado Juan Ramón de la Fuente (amago, para fines de reacomodos internos, de todos los moles futuristas).

Reformas, refundaciones y replanteamientos son solamente un telón de fondo de la realidad electoral aplastante: separados no podrán llegar, pero juntos son garantía de separación. Marcelo Camacho jura que las tareas unificatorias navegan a toda vela, mientras los Chuchos hacen como que se suman pero mantienen el dedo en el gatillo de la pistola de las triquiñuelas. López Obrador va derecho y no se quita: será candidato presidencial por el PRD o sin él, registrado por el PT que ha hecho apuesta plena por él, o por una alianza con la versátil y huidiza Convergencia y, si es también con el PRD, mejor. Segunda y última candidatura, según eso. Andrés Manuel y Marcelo en la contienda real, más la aparición, para fines de cotización y posterior negociación, de Carlos Navarrete que de pronto se ha descubierto alas presidenciables.

Política descuadrada por todos lados. Los lotes de vacunas pasan de manos ineptas a manos descuidadas, pero el secretario aspirante a gobernar Guanajuato se hace inyectar ejemplarmente, para demostrar que no debe haber miedo a las dosis institucionales. Los nuevos ministros de la Corte lucen sus nuevos uniformes de trabajo. El proyecto de arreglos a la ley de medios queda en suspenso porque la cámara de radio y televisión hace valer poderes mediante desplegados. Juanito se hace una limpia y los líderes electricistas ponen sus esperanzas en mediadores indecisos que podrían sacar raja particular con ese regalo imprevisto.

Astillas

En http://bit.ly/587Epn están disponibles las relajadas palabras que Felipe Calderón pronunció el domingo pasado en el Teatro Morelos, de la capital michoacana, al cumplirse veinte años de la muerte de su padre, Luis Calderón Vega (LCV). Sintiéndose en casa, frente a familiares y cofrades, el ocupante de Los Pinos habló con soltura, recordando con simpatía, por ejemplo, que el homenajeado había sido correo cristero. Al mencionar que la primera novela de LCV tenía descripciones autobiográficas, precisó: porque efectivamente mi padre, de adolescente, a sus 14 o 15 años, 16 cuando más, efectivamente fue correo de los cristeros, y traía en una canasta de pan, relataba él, o de tortillas (...) llevaba abajo, en el doble fondo de esa canasta, llevaba cartas, correspondencia de un correo, y en alguna ocasión cartuchos, a un grupo de cristeros que estaban asentados en la Loma de Santa María (...) Él narra que de los 10 que eran en la célula a la que él pertenecía, porque era un sistema en que no permitía la comunicación entre unos y otros para asegurar su supervivencia, sólo él sobrevivió, no fue atrapado. Llena de anécdotas, que permiten entender la formación política del ahora encaramado en el poder formal del país, Felipe apenas rozó el episodio de la renuncia de su padre al partido del que era cronista: Cuando él salió del PAN, por diferencias importantes con la dirigencia de entonces, nunca, nunca, ni siquiera nos insinuó a nosotros, sus hijos, que lo siguiéramos en ese camino; nos respetó y nos apoyó siempre, siempre en nuestras decisiones, en nuestras determinaciones, en nuestras campañas. Otro orador, Luis Mejía, platicó que había preguntado a LCV cómo se sentía al regresar de su primera semana como diputado federal. Feliz, contestó, porque se había encontrado en Donceles con viejos amigos. Supuse yo que se refería a los del PAN, pero para sorpresa mía se refería a Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Demetrio Vallejo, lo cual a mí me sorprendió, pues, nada menos, eran distinguidos miembros del Partido Comunista. Y, entonces, le pregunté: ¿Y esa amistad dónde surgió, en algún encuentro estudiantil? No, me dijo, más bien en un encuentro a trancazos que nos dimos afuera de San Carlos, luchando por la autonomía universitaria. El secretario federal de educación pública, Alonso Lujambio, también aportó: La de Calderón es en el siglo XX, de algún modo, a mi juicio, una hazaña. Muy pocos jóvenes acejotaemeros que sufrieron directa y personalmente los horrores de la guerra cristera en los años 20, aquí en Michoacán y en el Bajío, pertenecientes a su generación, abandonarán, como él sí hizo, toda concepción integrista, católica y aceptarán cabalmente el pluralismo político e ideológico. Así como conviene leer estos textos para entender a los panistas hoy en el poder, conviene preguntarse dónde quedaron los ejemplos de sacrificio, austeridad, congruencia ideológica, desapego de lo material y activismo sin necesidad de retribución que se narran con aires nostálgicos. De los doctrinarios opositores a los pragmáticos en el poder. Los hijos desobedientes... Miembros del PRD de Jalisco han invitado a este tecleador a dar una conferencia sobre derechos humanos y periodismo. La invitación fue hecha por el doctor Joel Robles Uribe, quien preside la comisión de derechos humanos y movimientos sociales que recientemente el partido del sol azteca ha creado allá, y fue aceptada específicamente por provenir de él. El doctor Robles tiene 77 años y siempre ha luchado por la organización y las luchas sociales. La sesión se enriquecerá con la presencia de Sergio René de Dios, gran periodista jalisciense, mañana, miércoles a las 12 horas en el auditorio Adalberto Navarro del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara... Y, mientras anoche los rumores quitaban a Ortiz del BdeM y ponían a Carstens, ¡hasta mañana, con Manuel Espino calificando de errada y fallida la batida felipista contra el narco!

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