Al convertirse en adultos, 8 ex legionarios acusaron al pederasta
destapólos abusos del sacerdote
Jueves 4 de marzo de 2010, p. 5
Los abusos sexuales de Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo, contra menores de entre 12 y 17 años de edad salieron a la luz pública en abril de 1997, cuando La Jornada publicó testimonios de varias de sus víctimas en prácticas que mantuvo constantes a lo largo de tres décadas en seminarios de esa orden religiosa.
Se trataba de menores que le fueron entregados en custodia por sus padres, para dedicarlos al Señor
.
Al llegar a la edad adulta, ocho ex legionarios de Cristo denunciaron las vejaciones que sufrieron de su mentor espiritual, que después hicieron saber –en noviembre de ese año– en carta abierta al papa Juan Pablo II.
Las acusaciones fueron formuladas por Félix Alarcón Hoyos, José de Jesús Barba Martín, Saúl Barrales Arellano, Alejandro Espinosa Alcalá, Arturo Jurado Guzmán, Fernando Pérez Olvera, José Antonio Pérez Olvera y Juan José Vaca Rodríguez.
En sus testimonios, narraron que para aliviar los dolores que supuestamente le provocaba una involuntaria retención de esperma, Marcial Maciel requería de masajes.
Estos comenzaban en la parte baja del abdomen, después bajaba la mano hasta que me llevaba a tocarle el pene y hacerle directamente una masturbación. Con la otra mano debía frotarle los músculos de la pierna. Él acomodaba, dirigía técnicamente la operación
. (La Jornada, 14 de abril de 1997.)
En la Santa Sede hubo silencio, lo mismo que en la propia orden, en toda la Iglesia católica mexicana –con Norberto Rivera a la cabeza– y, por supuesto, del propio Maciel.
Fue hacia finales del pontificado de Juan Pablo II, en 2005, cuando Joseph Ratzinger (hoy Benedicto XVI), como prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, reabrió el caso contra el superior de La Legión de Cristo ante el cúmulo de denuncias que siguieron sumándose en su contra.
Ratzinger nombró al sacerdote maltés Charles J. Scicluna fiscal investigador del caso. A finales de abril de ese año, el religioso recabó –sólo en México– las declaraciones de 30 víctimas.
En enero de 2006, Benedicto XVI ordenó a Maciel que se dedicara a una vida de retiro y nombró como superior de la orden a Álvaro Corcuera, también mexicano.
Marcial Maciel murió el 31 de enero de 2008, a los 87 años de edad, sin ser enjuiciado. Entonces se hizo público también que el sacerdote michoacano tuvo una hija.
En marzo del año pasado, el Vaticano ordenó realizar una auditoría a los legionarios de Cristo y nombró para la investigación al obispo de Tepic, Ricardo Watty; al arzobispo de Denver, Charles Joseph Chaput; al obispo de Alejandría, Giussepe Versaldi, y al rector de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, Gianfranco Ghirlanda.
Aún no se conocen los resultados finales de su trabajo.