Especialista de Sudáfrica propone programa intensivo de tratamiento a infectados
en 40 años
Reducen en forma dramática la concentración del VIH en el torrente sanguíneo y producen una significativa disminución de la capacidad del individuo de transmitir el virus a otra persona
Miércoles 10 de marzo de 2010, p. 2
Examinar a toda la población en riesgo de contraer VIH y tratarla con antirretrovirales erradicaría la epidemia global en el curso de 40 años, según un científico que postula un nuevo y radical enfoque en la lucha contra el sida.
Un programa intensivo de prescripción de tratamiento con antirretrovirales a toda persona infectada con VIH podría detener todas las infecciones nuevas en el curso de cinco años y a la larga acabaría con la enfermedad, aseguró Brian Williams, del Centro Sudafricano de Modelos y Análisis Epidemiológicos.
El doctor Williams forma parte de un cada vez más numeroso grupo de expertos que creen que los fármacos contra el VIH son la mejor esperanza de prevenir y aun eliminar la propagación del sida, más que esperar el desarrollo de una vacuna efectiva o confiar sólo en que las personas cambien su vida sexual.
La idea se someterá a revisión el año próximo, cuando dé principio la primera prueba clínica apropiadamente controlada, en la que participarán miles de personas que viven en una parte de Sudáfrica con alta incidencia de VIH y sida, informó el doctor Williams. Será seguida por pruebas similares en Estados Unidos, donde el VIH es rampante entre comunidades urbanas.
Nuestra mejor esperanza inmediata es usar antirretrovirales para salvar vidas, pero también para reducir la transmisión. Creo que si usamos estos fármacos podemos detener realmente la propagación en el curso de cinco años
, manifestó Williams.
Es posible detener la transmisión del VIH y reducir a la mitad la tuberculosis relacionada con el sida en el curso de 40 años
, añadió, en un discurso ante la Asociación Estadunidense para el Avance de la Ciencia, en San Diego, California.
Los antirretrovirales reducen en forma dramática la concentración del VIH en el torrente sanguíneo y, además de proteger a los pacientes contra el sida, producen una significativa disminución de la infecciosidad de un individuo, es decir, su capacidad de transmitir el virus a otra persona.
El doctor Williams y sus seguidores están convencidos de que si se aplica el tratamiento a un número suficiente de personas infectadas, se reduciría la tasa de infección a tal grado que la epidemia se desterraría durante la vida de quienes se sometieran a él. El sida se podría borrar de la faz del planeta hacia mediados de este siglo, aseguró el investigador.
El problema es que usamos los fármacos para salvar vidas, pero no para detener la transmisión
, sostuvo Williams. Sólo se puede bloquear la propagación mediante un régimen extensivo de pruebas, seguido de un rápido tratamiento con antirretrovirales a todos los que resulten positivos, aseveró.
“La concentración del virus disminuye 10 mil veces (con antirretrovirales)… Esto se traduce probablemente en una reducción de 25 veces en su infecciosidad. Pero esta tasa sería suficiente para detener la transmisión”, afirmó.
Un estudio publicado en 2008 mostró que es teóricamente posible reducir en 95 por ciento los nuevos casos de VIH, de una tasa de 20 por cada mil a uno por cada mil, en los primeros 10 años posteriores a la puesta en marcha de un programa de prueba y prescripción universal de antirretrovirales.
“Cada persona con VIH infecta en promedio a una persona cada uno o dos años. Como las personas con VIH, y sin tratamiento, viven un promedio de 10 años después de la infección, cada una infecta a entre cinco y 10 personas –explicó Williams–. Tratar con antirretrovirales a las personas en el primer año después de la infección reduciría la transmisión unas 10 veces. Cada persona infectaría en promedio menos de una persona, y la epidemia desaparecería.”
Los antirretrovirales deben tomarse a diario de por vida, y el costo en la sola Sudáfrica sería de unos 4 mil millones de dólares anuales. Sin embargo, Williams puntualizó que el costo de tener que tratar a un número creciente de pacientes de sida, así como el daño económico por la muerte de adultos jóvenes, serían mucho mayores que el gasto de proporcionar gratuitamente antirretrovirales a todo aquel que lo necesite.
“El asunto esencial es que, si uno no hace nada, el costo resultante es enorme. En Sudáfrica gastamos mucho dinero en personas hospitalizadas con infecciones relacionadas con el VIH –recordó Williams–. Pero más importante es que dejamos morir a adultos jóvenes en la primavera de su vida, cuando empiezan a contribuir a la sociedad. El costo para la sociedad es tremendo.
“Si se incluyen todos estos factores en la ecuación, entonces, en mi opinión, empezamos a ahorrar desde el primer día, porque el costo de los fármacos será más que compensado por el ahorro en el tratamiento de todas esas personas contra otras enfermedades –expresó–. Un amigo me dijo que lo único más caro que hacerlo es no hacerlo.”
Prueba clínica
La primera prueba clínica en plena escala se planea en Labias, en Somkhele, unos 220 kilómetros al norte de Durban. Estará diseñada para determinar si es posible asegurar que las personas tratadas con antirretrovirales cumplan con el estricto régimen de prescripción de tomar una píldora diaria, y descubrir si las tasas de transmisión caen por debajo del nivel necesario para sostener la epidemia.
“La cuarta parte de los casos globales ocurren en el sur de África y de ellos la mitad son en Sudáfrica, la cual por ello resulta gravemente afectada –comentó Williams–. Podríamos detener la transmisión con rapidez, pero eso no acabará con el problema, porque las personas se infectan de por vida. Así que estamos comprometidos a largo plazo. Necesitamos hacer mucha investigación operacional antes de poder considerar en serio esta alternativa como una intervención de salud pública. Sin embargo, hay mucho entusiasmo al respecto.”
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya