Hoy, más que nunca, la vida es cine; todo es filmable, expresa el realizador
Si vivimos en un país de octavos de final, tenemos que hacer películas acordes con ello, señala en el festival de Guadalajara
Deviene concierto función de estreno de documental sobre Café Tacvba
Martes 16 de marzo de 2010, p. 8
Guadalajara, Jal., 15 de marzo. El realizador Arturo Ripstein, invitado del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, es uno de los defensores de utilizar las nuevas tecnologías en el séptimo arte. Fui el primero que empezó con eso en América Latina; soy uno de los que defienden con más ahínco y vehemencia lo digital. La industria cinematográfica mundial es de las más conservadoras. Nosotros ya no tenemos industria; tenemos autores, algunas obras, y hay otros que lo que pretenden es salir, hacen audición para irse a filmar en Estados Unidos
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En entrevista, el cineasta abundó: “No hace mucho me llamaron para ser jurado de una pequeña competencia de cine filmado en celular que hacen mexicanos en el extranjero. Si ya estamos en ese portento, ya nada puede ser mentira. Llega uno y dice ‘fíjate que vi un platillo volador’, pero si no se tiene el celular para demostrarlo, ya nada existirá. Todo es filmable; la vida es cine en este momento, más que nunca. Para el cine bueno se necesita a Dios, que no es democrático y que dio talento a muy, pero muy pocos”.
–¿Cree que pueda considerarse democracia el hecho de que hoy todo puede ser grabado en video?
–La democracia nunca ha sido bendecida Dios no es democrático; nos dio talento, entonces hay que reclamarle a Dios. La democratización supone, al igual que en la pintura y la poesía, que cualquier persona va a poder hacer su película: una cámara pequeñita, otros tres amigos, y se filma, lo que es portentoso. Habrá mucha mierda, pero entre ella se van a encontrar las verdaderas joyas que es el cine de las nuevas generaciones.
A menos costo, más corazón
Agregó: “La industria es muy conservadora, los jóvenes que salen de la escuela que de pronto hicieron sus ejercicios digitales quieren hacer películas con una camarota, cuatro camiones,70 personas en el equipo y silla de director con su nombre. No. A menos costo, más corazón. Entre más pequeño, más cercano a lo que uno quiere. Yo toda la vida quise tener una cámara que escribiera como pluma fuente, para que las películas me salieran como extensión de los dedos y los ojos. Lo otro es dificilísimo que se logre. Hubo grandes maestros que lo consiguieron, pero aquí es mejor –no tenemos grandes maestros– ser modestos y usar cosas modestas. Pretender irnos más allá del tamaño de nuestros pantalones es que todo nos quede grande.
–¿Hay alternativas para evitar que desaparezca el tradicional cine filmado en celuloide?
–Cuando comencé a hacer películas era muy complicado porque había aparatos muy grandes, muy caros y difíciles de manejar. Ahora todo está simplificado y tenemos que ajustarnos a eso. El cine de nuestros países termina siendo virtualmente onanista o demencial; si no se hace con el corazón y con las tripas, no tiene sentido, y para hacerlo en este momento con el corazón y las tripas las plataformas alternativas son las únicas viables: cámaras y equipos pequeñas, cosas muy chiquitas. No hay manera de sacarlo por otro lado. Es irresponsable hacer un cine oneroso; lo que tenemos que hacer es el cine más pequeño posible, porque no da para otra cosa, no somos una industria.
–¿Un cine a la estatura del país, entonces?
–Naturalmente. Si vivimos en un país de octavos de final, pues no vamos a hacer películas que no estén de acuerdo con ello.
“El que pretenda hacer películas grandilocuentes está equivocado de país. Lo que nosotros debemos hacer es ajustarnos; tenemos un público pequeño. Yo recuerdo en mi juventud que Octavio Paz, Carlos Fuentes, tenían ediciones de cuatro mil ejemplares. Por qué tenemos que pretender nosotros más; no puedo compararme con Paz ni con Fuentes, por qué voy a pretender yo más público que ellos. Pero de 4 mil en 4 mil en pequeños lugares tenemos que responder por nuestro trabajo.
“Si pretendemos hacer cine enorme, millonario, que pretende públicos masivos, no lo tendremos jamás, es dificilísimo; acertar en eso es más complicado que ganarse el Melate. Entonces para qué lo hacemos. Es mejor que la derrota –nadie ve nuestras cintas– sea menos dolorosa.”
Risptein adelantó que en breve empezará una película, muy pequeñita, escrita por Paz Alicia Garciadiego, mi mujer. Es una hermosa historia. Son mis patadas de ahogado, pero como estuve ahogado por 45 años, no hay problema
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Entre aviones y camerinos
Por otro lado, en el festival se realizó el domingo pasado el estreno mundial de Seguir siendo: Café Tacvba, dirigida por Ernesto Contreras y José Manuel Cravioto.
La función, efectuada en el teatro Diana, tuvo mucho éxito. Estuvieron los integrantes de la banda mexicana, quienes se echaron un palomazo al concluir la proyección. Abrieron con El baile y el salón y cerraron con Ingrata.
El director del FICG, Jorge Sánchez, dijo que Café Tacvba es considerada la mejor banda de rock de México. Para nosotros es la mejor del mundo
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Seguir siendo: Café Tacvba aborda, entre aviones, camiones, hoteles y camerinos, el proceso creativo que une al exitoso grupo mexicano. La amistad, los problemas, las frustraciones y su deseo de seguir siendo una banda de rock en el año en que cumplen 20 años.
Contreras fue director de Párpados azules, la cual obtuvo el Mayahuel de Plata en el FICG en 2007 como mejor película iberoamericana de ficción, además de haber sido nominada para la Cámara de Oro del 60 Festival de Cannes, en la selección oficial de la 46 Semana Internacional de la Crítica. José Manuel Cravioto estrenó su primer largometraje documental, Los últimos héroes de la península, en la edición 23 del Festival de Cine de Guadalajara.